Firmar un contrato parece algo sencillo. Te lo presentan, lo lees por encima —o ni eso— y confías. Pero ojo, porque entre esas líneas, especialmente en la letra más pequeña, puede esconderse una trampa: las cláusulas abusivas. Sí, esas que parecen pensadas para que pierdas antes incluso de empezar. Vamos a hablar de cómo detectarlas y, lo más importante, qué puedes hacer para no caer en ellas.
Pero… ¿qué es exactamente una cláusula abusiva?
Vayamos al grano: es una condición dentro de un contrato que, aunque no lo sepas, te deja en desventaja. Son esas reglas que la otra parte (generalmente una empresa) pone a su favor, sin darte opción a negociar. Y lo peor, suelen estar disfrazadas de legalidad, usando palabras que hasta parecen «normales». Pero no lo son. Estas cláusulas son injustas, y por suerte, en España están reguladas por ley.
Un ejemplo sencillo: imagina que compras una casa y te obligan a pagar todos los gastos del papeleo. Esto incluye cosas que debería asumir la empresa, como los gastos de notaría o registro. Pues bien, eso es una cláusula abusiva.
¿Cómo identificarlas sin ser un experto?
No necesitas ser abogado para reconocerlas. Solo presta atención a ciertos detalles que suelen repetirse en muchos contratos. Aquí van algunos puntos clave que puedes revisar:
Te limitan derechos básicos: Por ejemplo, si contratas un servicio y te dicen que no tienes derecho a reclamar en caso de fallo, ¡sospecha!
La empresa puede cambiar cosas sin avisarte: Algo tan absurdo como que puedan subir el precio o modificar las condiciones cuando les venga en gana.
Responsabilidades desproporcionadas: Imagínate firmar algo donde tú asumes todos los riesgos y la empresa ninguno. Mal asunto.
Poca claridad: Si lees una cláusula y necesitas un diccionario para entenderla,[…]Leer noticia completa en la fuente original