Resulta complejo definir claramente los límites para cada método de pago ya que, lo que para un usuario puede ser muy evidente para otro puede ser anatema. Sin embargo, hay algunas características comunes, razonables, que nos permiten definir cuándo un método de pago es mejor que otro, vamos a repasarlas.
Pagar en efectivo
Pagar en efectivo es la opción primaria por defecto. Dependiendo de los países y culturas sigue siendo el modelo de pago más abundante, y no pensemos que esto tiene que ver con el estatus económico o nivel social, países como Alemania se encuentran a la cabeza del pago en cash comparativamente.
El pago en efectivo o la gestión del efectivo es muy adecuada en aquellos momentos en los que trabajamos para salir de nuestras deudas, se trata de un monto finito que debemos administrar de manera equilibrada, la idea se basa en que el efectivo, gracias a su presencia física, es más difícil de gastar alocadamente, no es lo mismo el gasto invisible achacado una tarjeta que ver como tu cartera merma
En general el efectivo puede ser muy adecuado para los pagos en pequeñas tiendas, los pequeños pagos, el pago de servicios, y, un poco más aún, ya que por ejemplo podemos asumir el pago de los repostajes, compras en grandes superficies, et…
En general siempre es recomendable el efectivo cuando se quiere huir de los costos de comisiones de las tarjetas, pero también, cuando se quiere ejercer un mejor control sobre el gasto propio, amén de otras cuestiones como el circulante en la pequeña economía doméstica o local.
Pagar a Crédito
El pago a crédito es una cuestión seria. Si analizamos los niveles de sobreendeudamiento de las familias españolas en[…]Leer noticia completa en la fuente original