Anteriormente hemos realizado en otros artículos revisiones sobre ideas que podían permitirnos el ahorro de combustible en nuestros vehículos. Evidentemente ahorrar dinero relacionándolo directamente con el combustible en los tiempos que corren, y al precio en el que el combustible se encuentra, no sólo es una buena idea sino que prácticamente es una obligación.
Sin embargo, y como ocurre prácticamente con todo lo que tenga que ver con consejos de ahorro en un tiempo en el que éstos son tan necesarios como el actual, no todas las ideas o todas las propuestas para ahorrar tienen que tener el mismo efecto, de hecho algunas no son realmente muy prácticas, otras no generan un ahorro perceptible que justifique su puesta en marcha, y otras directamente no generarán ahorro.
Vamos a tratar de acercarnos a algunas de estas cuestiones.
Puede pero no tanto
Fundamentalmente en los coches modernos una cuestión como la de no utilizar la climatización del vehículo, es decir, conducir con las ventanillas bajadas en lugar de poner el aire acondicionado no debe proporcionar necesariamente (de hecho no lo hace) un ahorro perceptible en consumo de combustible. Debemos tener en cuenta que llevar las ventanillas abiertas proporciona una mayor resistencia al aire del vehículo, con lo que este a la vez debe emplear en teoría un mayor nivel de combustible, que se compensaría con el sobrecoste, cada vez menor, de llevar en marcha el aire acondicionado.
Mantener el vehículo encendido y en punto muerto en los atascos no elimina el consumo de combustible, puede que obviamente se consuma menos que si mantenemos dentro de los atascos el vehículo en constante aceleración en pequeños tramos, pero sin embargo consumirá mucho más que algo tan sencillo (y práctico en los coches modernos) como apagar el motor.
Las tarjetas de ahorro gasolina, que muchas entidades financieras ofrecen, obviamente se convierten en humo recurso de ahorro ya que vienen a aplicar unos descuentos interesantes en el consumo de combustible, sin embargo, pocas veces tenemos en cuenta que en caso de no poder satisfacer (en aquellas tarjetas de pago único mensual) el pago en el momento en que se nos pide, la suma de intereses por la devolución puede ser muy superior al ahorro que hemos logrado.
Directamente no hay ahorro
Ahorrar no significa evidentemente abaratar un coste un día para otro, si debido a ese abaratamiento vamos a tener un coste multiplicado a la semana siguiente, por eso mismo existen hábitos o ideas que pueden parecer relativamente razonables a corto plazo, pero que no tienen, desde la perspectiva del ahorro de combustible, como sostenerse, además de poder ser potencialmente peligrosas para la vida útil de nuestro automóvil, ideas como la modificación del octanaje recomendado para el vehículo, y, que en la esperanza de ahorrar combustible, sugiere un supuesto ahorro en el aumento del citado octanaje.
El uso de combustibles de mayor calidad si puede proporcionar un cierto nivel (relativamente bajo) de ahorro en el consumo, sin embargo, la proliferación de productos milagrosos que nos ayudaran supuestamente a ahorrar combustible trae consigo, sin duda y tal y como se ha demostrado en muchas ocasiones, una batería de productos que no sólo son inservibles sino que pueden resultar dañinos para los motores.
Dentro de los hábitos de conducción eficiente desde el punto de vista energético, se viene a recordar que un correcto inflado de ruedas puede proporcionar una pequeña porción de ahorro en combustible a sumar al resto que este modelo de conducción proporciona. Esto, que en origen es cierto, da lugar a que pueda tenerse la idea de que un sobreinflado de ruedas proporcione a un mayor ahorro, diferentes pruebas sobre el nivel de consumo a diferentes grados de presión de carga los neumáticos han demostrado que, esto último, no sólo no es real sino que ciertamente es peligroso para la conducción.
Fuera de categoría
Hemos dejado para el final una cuestión que podía haberse situado en cualquiera de las dos categorías, la decisión de la compra de un vehículo cuya principal virtud, esto se sabe pronto a través del marketing, sea precisamente el ahorro de combustible.
Y hemos dejado para el final esta cuestión porque, efectivamente, la compra de un vehículo de bajo consumo de combustible a priori nos proporciona un menor consumo de gasoil o gasolina, sin embargo esa proporcionalidad de ahorro aplicada a un vehículo de consumo medio, se puede obtener perfectamente a través de dos cuestiones como la conducción eficiente y un buen mantenimiento del vehículo, por tanto, como vemos efectivamente cabía en las dos categorías.
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¡Qué de sabiduría!