Llega el ecuador del verano. Hemos consumido la mitad del año y España está paralizada. No hay brotes verdes, ni mimbres, ni espigas, porque la cosecha ha sido pobre, muy pobre tras la sequía del invierno. España paralizada. Ni rescates, ni ayudas, ni bonos especiales, ni gaitas que tocar y escuchar. El año pasado fue malo. El actual será el remate y dicen que el año que viene será el Gran Remate. La calles están llenas de locales vacíos, en venta o en alquiler. Por Lone, analista de Financialred.
Las listas de desempleo crecen al mismo tiempo que crece la desesperación de jóvenes y viejos. Los negocios muestran un pulso imperceptible. A muchos empresarios y autonómos las cuentas no les salen. Sin capacidad de respuesta a la crisis, sin margen de maniobra, porque el crédito sigue sin fluir, con el aliento de los ricos del Norte de Europa en la nuca de los pobres del Sur, el estado de Bienestar es una reliquia.
La gente se manifiesta, ahora que los recortes serán mayores y la carga impositiva difícil de soportar, pero con una intensidad aún débil pese a las imágenes que nos ofrecen algunas televisiones. Empeoran las expectativas y, conforme pasa el tiempo, cunde el desánimo, la percepción de que la Crisis Global va para largo. Ni uno ni dos años más: muchos años más. Salvo los que siguen confiando en el Milagro y mirando para otra parte, el sentimiento general es que hay Crisis para rato ¿Qué podemos esperar a la vuelta del verano? Más miseria, así de claro”, me dice uno de mis gurus favoritos.
“En las últimas semanas he viajado por casi toda españa por asuntos de negocios. Te doy algunos ejemplos:
*María dirige una de las principales gestorías administrativas de España. La sede central la tiene en Barcelona, pero con delegaciones en Madrid, Bilbao, La Coruña, Valencia, Sevilla y demás provincias punteras. Me ha dicho que en lo que va de año han hecho expedientes de cierre de empresas, negocios y sociedades de 10 a 1 respecto a nuevas aperturas o solicitudes de licencias…
*Pablo regenta un concesionario de coches de gama media. Me dice que a la vuelta del verano o cierra el negocio o se busca otro local con precio de alquiler más bajo
*Andrés ha llegado a tener cinco licencias de taxi en Madrid. Ha tenido que volver al tajo, ya con edad avanzada y conducir un solo taxi.
*Pedro tenía un restaurante en Bilbao, con un precio medio de 40 euros por persona. Ha cerrado
*Agustín es agricultor, un agricultor importante. Ha despedido a tres trabajadores. La cosecha de este año es una ruina, pero el precio del gasóleo no ha parado de subir, como el precio de los abonos y fertilizantes o las averías y arreglos de tractores y maquinarias.
*Alicia dirigía una empresa de ingeniería que el año pasado llegó a facturar 6 millones de euros. Acaba de cerrar por falta de pedidos. Las deudas a corto han podido con la empresa.
*José Miguel tenía hasta hace poco una flota de camiones. En la actualidad todos están parados. No hay negocio.
*María Antonia heredó tres panaderías de sus padres, que, a su vez, heredaron de sus abuelos. Ya ha cerrado dos y está a punto cerrar la tercera “porque la competencia es atroz, venden barras de pan a 50 céntimos, incluso menos. Eso me acarrea pérdidas”
*Felipe tiene una tienda de ordenadores: “Somos cinco en plantilla. Desde hace unos meses apenas recibimos media docena de llamadas, que no compras, el día”
*Luis Antonio es uno de los cientos de chapuzas que pululan por este país: “En los últimos diez años llegué a formar una cuadrilla de 15 albañiles, pintores incluidos. Ahora estamos en la empresa un rumano y yo. El rumano, en cuestión, dice que se va de España dentro de un año”
¿Para qué seguir más..?
Moisés Romero, Lacartadelabolsa