La crisis que lleva ya dos años ha tenido en varios países señales de estar llegando a su final. Por ejemplo en Estados Unidos aumentaron las ventas minoristas en febrero, al parecer de forma inesperada, así como también les llamó la atención a los propios americanos la reducción del déficit comercial durante el primer mes del año.
Son muchos los aspectos a mirar cuando la crisis es tan grande, desde el mercado bursátil, el financiero, la balanza comercial hasta la economía doméstica.
Para los economistas, una de las señales más alentadoras, es que las empresas están volviendo con fuerza a los mercados de deuda, después de un vacilante mes de febrero, cuando varias compañías se vieron obligadas a postergar sus ventas de bonos después de que la inquietud sobre los problemas de deuda de Grecia hiciera que los inversionistas buscaran refugio en activos más seguros como los títulos del Tesoro estadounidense.
Pero si bien las ventas son una gran ayuda para las empresas más grandes, las más pequeñas todavía pasan dificultades para encontrar financiamiento. Por lo general, los pequeños negocios dependen de los bancos para financiarse.
Al mismo tiempo, las persistentes dudas sobre la fortaleza de la recuperación económica están llevando a la Reserva Federal de EE.UU. a mantener las tasas de interés a corto plazo en mínimos históricos, haciendo menos atractivo para los inversionistas mantener dinero en efectivo. Situación esta que se espere cambien próximamente, cuando la Fed anuncie el aumento de tasas, que se sabe está evaluando.
Pero pensemos en España. ¿Cuándo llegará el final de la crisis para España? O acaso, debe pensar que aún no ha pasado lo peor. Días atrás ante las noticias de Grecia, un economista reconocido dijo que ese país es la entrada, pero el plato principal es España. Al parecer muchos están esperando que las cosas empeoren, creen que el desempleo en niveles históricos no dejará que la economía repunte.
Para muchos es una crisis tremenda en el sector de la construcción, pero manejable en otros ámbitos, por lo tanto no ven tan sombrío el futuro de España.