En los últimos tres años cuatro países (Grecia, Irlanda, Portugal y España) han solicitado un rescate financiero, sin embargo no todos los préstamos han sido iguales. Los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal se han dado bajo condiciones más duras que el de España.
En el caso de España, Luis de Guindos ha preferido llamar préstamo y no rescate a la apertura de crédito de hasta 100,000 millones de euros otorgado por Europa y que será entregado por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) en los momentos en que el país lo solicite mediante los mecanismos correspondientes.
De acuerdo con el Memorando de Entendimiento que fue dado a conocer el 11 de julio de este año, España queda obligada a más de treinta condiciones que están enfocadas a lograr un cambio fiscal, económico y financiero que concluya con un saneamiento total para el 2014.
Entre las condiciones impuestas se encuentra la disminución del poder de los bancos y incremento del de Banco de España, la obligación de España de crear una nueva legislación fiscal y financiera, la creación de un organismo regulador que controle la política presupuestaria, la revisión exhaustiva del sistema bancario que permita determinar cuáles son los bancos que aún se pueden rescatar y cuáles deberán ser liquidados y la supervisión de España por parte de Europa.
Una de las principales diferencias se relaciona a la cantidad que cada país ha solicitado. Mientras que España apenas pidió el equivalente al 10% de su PIB, Portugal solicitó el 31.5%(78,000 millones de euros), Irlanda el 48% de su PIB (85,000 millones de euros) y Grecia el 74% de su PIB (240,000 millones de euros).
Otra de las diferencias que permiten que el préstamo a España sea más suave es que el apoyo recibido proviene únicamente de Europa, mientras que la situación de Grecia, Portugal e Irlanda recibieron apoyo económico del Fondo Monetario Internacional (FMI) además del Banco Central Europeo (BCE).
El 2 de mayo de 2010 se dio a conocer el documento que establece las condiciones que el Eurogrupo impuso a Grecia con el fin de salvaguardar la estabilidad económica de la zona euro, después de descubrir el mal manejo económico que el país llevó a cabo, entre las cuales se establece amplias reformas y el ajuste fiscal pertinente. También se estableció un Memorándum de entendimiento en el que se obliga a Grecia a negociar con Bruselas.
Irlanda también estuvo condicionada a negociar con el FMI y Bruselas, de acuerdo con el comunicado del 21 de noviembre de 2010, en donde además se menciona un grupo de reformas estructurales, la disminución del déficit (el cual debe llegar al 3% en 2014) y ajustes fiscales.
En el caso de Portugal, el 8 de abril de 2011 se dió a conocer el texto que establece las tres condiciones que se buscaban con el financiamiento: tomar las medidas que mantengan la solvencia y liquidez del sector financiero, el ajuste fiscal que restaure la sustentabilidad fiscal y la búsqueda de iniciativas de emprendimiento e innovación que permitan una liquidez importante.
Aunque los cuatro países se han visto obligados a realizar cambios en su sistema fiscal y financiero, en el caso de España se nota una mayor confianza por parte de los inversores nacionales y extranjeros que ven con buenos ojos la intervención directa de Europa.