Por increíble que parezca, Ángela Merkel y el Rey Midas tienen un parecido asombroso. Mientras que el segundo convertía en oro todo lo que tocaba, la canciller consigue que todos los temas de los que habla, se conviertan en la principal preocupación de los dirigentes políticos y empresariales europeos. Y eso es lo que ha hecho estos días en Davos: centrar un debate en el que se iba a hablar de cómo salir de la crisis, en una conversación internacional sobre el problema del paro juvenil en el Viejo Continente.
En ese marco han sido muy comentadas unas palabras de Luis Álvarez, Consejero Delegado de BT Global Services, en las que decía que hay que generar en los jóvenes “la mentalidad de que ya no van tener un trabajo fijo para toda la vida, seguro y de formación universitaria”. Todo un torpedo en la línea de flotación de la cómoda vida española –perdón por la generalización-, donde la gran aspiración es –por este orden- la de ser funcionario o –en su caso- indefinido durante toda mi vida en una empresa que me pague bien a fin de mes. Pero nada de crear mi propio negocio, ni de arriesgar un poco para salir adelante.
El futuro que nos espera
Como muestra un botón: según la EPA, en 2012 se fueron al paro 691.700 personas y, sin embargo, el número de autónomos ha aumentado en 53.300 –después de que muchos de ellos se hayan visto obligados a cerrar por la crisis económica-. Y éste, que es un buen dato, no deja de ser llamativo. No digo que todo aquel que se vaya al paro tenga que montarse por su cuenta, pero sí que es –como dice Luis Álvarez- el futuro que nos espera.
Tengamos en cuenta que la presión fiscal en España no va a ir a la baja, por mucho que el Gobierno se empeñe en decir lo contrario, por lo que el coste laboral y social de las empresas tenderá a subir. Habida cuenta de que ésta es una de las grandes lacras de nuestro sistema productivo, la contratación de personal externo es una de las grandes soluciones que pueden encontrar para ahorrar costes y continuar con su labor habitual.
Pero no sólo eso: la posibilidad de ser autónomo y trabajar por nuestra cuenta, nos abre todo un mundo de posibilidades. Para empezar, el facturar por trabajo realizado, así como la opción de no tener que dedicarnos en exclusiva a un solo cliente, ni tampoco a una sola ciudad –algo a lo que debiera ayudar la Ley de Unidad de Mercado aprobada el pasado viernes-. Pero es que, además, para muchos sectores, abre también la oportunidad de trabajar en otros mercados internacionales que, generalmente, nos estarían vetados.
No quiero decir que ésta vaya a ser la solución de todos nuestros males, pero sí es una oportunidad más que se nos abre y que debemos explorar. De hecho, los extranjeros residentes en nuestro país lo hacen, como demuestra el que en 2012 se sumaran al emprendimiento más de 6.000 foráneos –fundamentalmente chinos-.
¿Es fácil dedicarse a emprender?
Obviamente no lo es. Para empezar hay problemas graves –que ya hemos hablado anteriormente– que hay que solventar (financiación, burocracia, educación, fiscalidad). El Gobierno debe ser consciente de ello, y tomar medidas urgentes. De no hacerlo, nos estamos arriesgando –como ya sucede- a perder a los mejores talentos. Al final sólo quedarán en España aquellos que no tengan ocasión de salir al exterior –por falta de conocimientos, interés o cualificación- con lo que nuestro mercado laboral quedará todavía más mermado e incapaz de volver a generar puestos de trabajo de alta cualificación.
Ésta es la gran encrucijada: ayudar a salir adelante a la sociedad, impulsado el talento y las ganas de emprender, o hacer que más de seis millones de personas pierdan la esperanza de encontrar un empleo, obligando a muchas a marcharse, y a otras a instalarse en el desánimo que les lleve a abandonar la búsqueda de un empleo o les lance a la economía sumergida con lo que ello supone para las arcas del Estado y de inestabilidad para la propia persona.
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Imagen: Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid (AJE)
El principal problema que yo encuentro es la falta de consumo, sin consumo desaparecen las teorías de finanzas, contabilidad y economía. Si alguna empresa o persona carece de ingresos o estos tienden a cero lo demás es prácticamente insuperable. El consumo de Estados Unidos, Reino Unido y Latinoamérica también está descendiendo, aunque leamos por allí lo contrario, la información es tendenciosa y en la mayoría de los casos carece de rigor, a pesar de que las fuentes sean supuestamente fiables. Además, nuestros productos y servicios son más caros que la competencia en esos lugares y hoy todavía nos vemos condenados a buscarnos la vida en otro país degradándonos, en el subempleo, tal como otros hacían no hace muy poco aquí en España.
Hoy están de moda la palabra “emprendedor” y la “inteligencia emocional”; si hipotéticamente todos los parados se convirtieran en “emprendedores” con todo lo que implica, carácter, educación, vocación y arrojo, no sé a dónde se podría llegar una España con tantos “mini motores de desarrollo”, sería interesante ver si esta economía funcionaría así o sería peor aún.