Rebelion en la Granja: cuando los justos pagan por los pecadores

Europa no gana para sustos. La Union tambalea al igual que las economías que la componen. O al menos, la mayoría de las finanzas de los países europeos se encuentran poco menos que en ruinas. En este sentido, el sentido de la solidaridad que ha caracterizado a la Unión durante años se ha debilitado, dando lugar a un nada menor sentido de justicia divina. ¿Como es esto? No es bueno que paguen justos por pecadores, y hoy en día, la Union Europea se divide entre esas dos facciones.

Entonces, como dijimos, hay dos clases de países en Europa: los que durante años han fortalecido sus finanzas a base de control del gasto y austeridad, aun en tiempos de bonanza, y los que durante los mismos años vivieron de fiesta, pensando que la euforia sería para siempre y despilfarrando su dinero en gastos de todo tipo. Asi, la mirada errónea de sus dirigentes está siendo pagada hoy en día por sus ciudadanos, que como siempre, son los que pagan los platos rotos por otros.

Lo que se vio como una ¿victoria? de Italia y España la semana pasada al torcerle el brazo a la todopoderosa Alemania y a su canciller, la casi nunca sonriente Angela Merkel, al asegurarse medidas para rebajar los altísimos tipos de financiación que están pagando ambos países, hoy en día vuelve a sembrar de dudas a Europa.

El triunfalismo desatado en Italia y España, que quisieron vender a la opinión pública que Europa se jugaba por ellos y que poco menos que le regalarían todo el dinero necesario para solucionar sus problemas estructurales de déficit, hoy se han pegado la boca contra el piso cuando comenzaron a aparecer voces que se levantan contra esta injusticia para los que hicieron bien sus deberes. Concretamente, Holanda y Finlandia han dicho que no apoyarán este acuerdo, donde se premia a países que no cumplieron con los pactos, en detrimento de los que si y que se veran obligados a mantener sistemas financieros de otros países sin casi nada a cambio.

Asi, el acuerdo logrado por los cuatro grandes de la Eurozona establecía que el fondo de rescate europeo compre deuda en el mercado secundario de los países en problemas, con el fin de bajar los tipos de interés de esta deuda, al estilo de los programas de compra de deuda que el BCE llevó a cabo durante el pasado año. Los principales favorecidos por esta práctica serían Italia y España, ávidos de dinero para cubrir sus baches financieros. A esto se oponen abiertamente Holanda y Finlandia, que amenazan con bloquear dicha ayuda.

Sin embargo, estas amenazas son bastante relativas, a pesar de su razonabilidad: según el acuerdo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), la decisión de activar la compra de deuda debe adoptarse por unanimidad de los países del euro, excepto en los casos en que sea necesario actuar «de forma urgente para salvaguardar la estabilidad de la eurozona». En esta situación, el fondo puede ponerse en marcha por una decisión de los Estados miembros que representen el 85% del capital suscrito.

Entonces, una vez más, pagan justos por pecadores. Como sucede cotidianamente en España y otros países: los ciudadanos tienen que pagar malas administraciones estatales, comunales, bancarias, empresariales, etc. Siempre el dinero sale de un solo lugar: nuestros bolsillos.

 

 

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