Ni las presiones del mercado, ni las advertencias de los organismos internacionales de acelerar las reformas. Nada parece echar por tierra los argumentos de España S.A. para justificar que su deuda es solvente y que, de momento, no ha perdido atractivo para los inversores.
¿Los motivos? Además de que el Tesoro no tiene problemas para encontrar financiación, son varios los países que tienen una calificación crediticia inferior a la nuestra, como es el caso de Japón, que ha sido durante décadas la segunda potencia mundial y y está viviendo un 2011 especialmente duro a consecuencia del tsunami.
Además, para Standard&Poor’s, Moody’s y Fitch, las grandes agencias de rating, la deuda española está al mismo nivel que la de Bélgica, a la que otorgan una calidad media/alta, algo así como un notable.
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