Cambio político y desastre económico inminente en Portugal, es lo que se pregonaba cuando el primer ministro José Sócrates dimitió de su cargo tras sufrir una derrota considerada la mayor de su gestión.
Esta noticia no ha sido de gran explosión en cuanto a su primicia, dado que estaba bien previsto que la Asamblea de la República rechazara el Proyecto de Estabilización y Crecimiento (PEC), el cual se situaba como eslabón clave de la recuperación económica de Portugal.
¿Cuál será la situación lusa a partir de ahora?
Eso es lo que todos nos estuvimos preguntando desde el anuncio. La primera respuesta apunta a un crecimiento cierto de la expectativa de que la economía lusa requiera solicitar dinero y ayuda externa a instituciones supranacionales como la Unión Europea o el Fondo Monetario Internacional (FMI).
A partir de allí vendrán nuevos problemas, que son las intromisiones de estos organismos dentro de la economía local, a fin de recuperar sus créditos a costa del sacrificio luso. Sin embargo, esperamos a ver cuál es la primera reacción de los mercados (accionarios), donde ya tuvimos una respuesta directa con el fuerte golpe para la deuda soberana de Portugal, cuyo bono a diez años ya cotiza por encima del 7,5%.
Ya se anticipaban los problemas antes una derrota de la iniciativa gubernamental. Entre algunas de las consecuencias ciertas esperadas destacamos la de necesitar un esfuerzo aún mayor de la población portuguesa en el futuro próximo. Asimismo, unido de ello vendrá una calificación de rating en caída, dada la grave perspectiva para la economía lusa en los mercados financieros.
El problema principal de la no aceptación del proyecto se basa en que la confianza en el gobierno finalizó irreversiblemente. Cuando la economía tiembla, y tambalea, no hay que dejarla caer, y es lo que no pudieron hacer entre el primer ministro y el ministro de Finanzas, ambos sin credibilidad.
Entonces, cuando el Parlamento de Portugal vota en contra del plan de austeridad fiscal; realmente no está sólo desaprobando un plan de lucha económica, sino apoyando la decisión, tomada de antemano, de quitar de su plantel al “que condujo a tener que plantear un plan de austeridad”.
Pues bien, este sistema es simple, porque emparchamos la cuestión, pero claramente el país deberá aplicar una política de esta índole para poder seguir adelante y, la proponga Sócrates o quien le siga, el pueblo será el sometido a las consecuencias… Como siempre.
Ahora, tras su dimisión en un discurso por televisión, se dio lugar al anuncio de convocatoria de elecciones.
El que se anime a suplir a Sócrates, deberá luchar con un plan ya fracasado con fecha del 11 de marzo que pretendía reducir el déficit en 2011 un 0,8% del Producto Interior Bruto (PIB) adicional para cumplir con el objetivo de situarlo este año en el 4,6% del PIB.
El objetivo se mantiene, sólo que ahora no se podrá aplicar el recorte adicional del 10% a empresas públicas entre otros quites a los municipios y obras públicas para alcanzar un déficit del 2,5% del PIB en el año 2012 y del 1,2% en 2013.
¿Saldrá adelante? ¿Qué repercusión tendrá en la estabilidad de la Unión? ¿Pueden pedir la salida de Portugal de la Euro Zona?
Imagen: LeandroAC