Hace apenas una semana nos preguntábamos si 2010 sería un buen año para los depósitos y cuál sería su grado de protagonismo en este ejercicio. Las entidades bancarias han tardado poco en dar una respuesta a la cuestión. Los depósitos a plazo fijo volverán a ser parte fundamental de la estrategia de los bancos y cajas de ahorro los próximos meses.
El primero en ‘romper’ la apatía del mercado fue el Banco Popular con su depósito Gasol que remuneraba al 3,75% TAE. Sin embargo, han sido los dos grandes los encargados en aclarar el panorama, primero el Banco Santander con su oferta de depósitos al 4% para capital nuevo, a lo que no ha tardado en responder BBVA con una oferta similar para el dinero proveniente del banco que preside Emilio Botín. Por el momento la mayor parte de ofertas se concentran en los depósitos a doce meses, pero seguramente poco a poco irán alcanzando a otros plazos, puede que cada vez más cortos.
Desde el propio Banco de España se considera “inevitable” la guerra en el sector de los depósitos. Esta es la postura de su presidente, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que ha sido muy claro en el XII Encuentro Financiero organizado por Deloitte, ABC y Sociedad de Tasación: “la oferta a los ahorradores me parece que es algo casi inevitable porque la financiación externa de los bancos todavía no está normalizada y se ha encarecido”. Es decir, ante la perspectiva de que Banco Central Europeo (BCE) corte la barra libre de liquidez -poco a poco lo está haciendo- y que ocurra lo mismo con las subastas del Gobierno, los bancos buscan otras vías de financiación y ahí es donde aparecen los depósitos.
La principal ventaja de los depósitos frente a otros productos financieros es que se trata de un producto cercano para el ahorrador medio – de hecho, es uno de sus preferidos- y que, si se da el caso, también se puede complicar haciendo que una parte de la remuneración sea fija y la otra variable referenciada a un índice o al cumplimiento de una serie de condiciones -como por ejemplo que el euribor no suba más allá de un límite-.
Además, tras la caída del mercado consumo y en particular del mercado inmobiliario, la banca ha perdido una de sus grandes fuentes de ingresos: la financiación y los préstamos, tanto hipotecarios como personales. En este puntos, se atisban dos soluciones, captar capital a través de depósitos -algo que comienzan a hacer ahora- y aumentar las comisiones para cubrir esa falta de ingresos en sus balances.