Hace tiempo tenía en mente escribir una serie de artículos sobre la situación de los mercados, las causas que nos ha llevado ella y lo que pienso que aún puede estar por llegar.
Mientras algunos quieren ver cerca el final de la crisis con las medidas tomadas por los gobiernos y los bancos centrales, soy de la opinión de que quizás ni siquiera haya empezado la verdadera crisis. Soy consciente de que puede sonar muy catastrofista, pero si miramos cuáles fueron las causas que originaron la crisis y las medidas que se han tomado, sobre todo en Estados Unidos, veremos que realmente no sólo no se ha hecho nada, sino que seguramente se ha empeorado la situación.
Muchos consideran la quiebra de Lehman Brothers como el inicio de la crisis, en mi opinión otro error, ya que la quiebra de este banco de inversión tan sólo fue una consecuencia más de una manera de hacer banca que, dejando atrás la forma tradicional de captar dinero para prestarlo a particulares y empresas, centró su operativa en la especulación y el pelotazo aprovechando la liquidez barata inyectada por la Reserva Federal.
Si antes de la crisis se hablaba de bancos “demasiado grandes para caer”, cinco años después de la quiebra de Lehman Brothers lo que tenemos en Estados Unidos son menos bancos y más grandes. Poco se lee en prensa que desde febrero de 2007 hasta hoy, según el FDIC, organismo encargado de intervenir y liquidar bancos en Estados Unidos, han quebrado 476 bancos, muchos pequeños, pero algunos muy importantes.
El resultado es que, si comparamos los balances de los mayores bancos en USA hoy con los que tenían en el año 2007, el resultado es que ahora son “aún más grandes para caer”.
Por otra parte, me hace gracia ver en prensa como se alaba la economía americana porque aún en estos años de crisis ha seguido creciendo en contra de lo que ha pasado en Europa, donde hemos entrado claramente en recesión con una política basada solo en la austeridad que creo también es equivocada. Parece que nadie se ha parado a pensar en que ese crecimiento se ha comparado con deuda que tarde o temprano habrá que devolver. Incluso yo me pregunto si merecía la pena incrementar la deuda hasta esos niveles para conseguir un crecimiento tan mediocre que no ha conseguido bajar significativamente los niveles de paro del país ni apenas crear empleo.
En el gráfico superior se puede ver el crecimiento exponencial de la deuda, que ya rebasa ampliamente los 16 billones de dólares, aunque lo peor de todo no es eso, sino que no solamente no tienen ninguna intención de reducirla sino todo lo contrario, va a seguir incrementándose en los próximos años gracias a un Bernanke que parece dispuesto a darle a la máquina de imprimir billetes hasta que ésta reviente. Dónde está el límite tolerable de impresión de dinero a partir del cual los mercados empiecen a preocuparse es algo que ignoro, pero de lo que estoy seguro es que ese límite existe y creo que no deberíamos estar muy lejos de él.