En la película Aupa Etxebeste! (una comedia vasca rodada en 2005 y muy recomendable) una familia vasca descubre el mismo día que planean iniciar sus habituales vacaciones de verano en Marbella que se han quedado sin dinero; ante la disyuntiva optan por algo esperpéntico pero no muy lejano; quedarse encerrados en casa fingiendo que están de vacaciones durante todo un mes y de este modo mantener las apariencias.
Cuando con la que está cayendo surgen no una sino varias encuestas y estudios que nos afirman que al final del verano será al menos el 76% de los españoles los que hayan tenido unas vacaciones de verano, lo cierto es que se puede llegar a pensar que al menos, ante la encuesta, adoptamos un poco esta postura Etxebeste de decir lo que nos gustaría en lugar de lo que podemos. Detengámonos por ejemplo en los datos de un estudio de la agencia muchoviaje que nos pueden servir para este efecto.
Además del porcentaje citado anteriormente, de este estudio podemos extraer que por lo menos el 60% asume que como poco el costo de sus vacaciones será igual que el pasado año (mucho optimismo) o superior, si a este dato le sumamos una cifra media de gasto para el viaje principal del verano cuantificada en 1000 € y el hecho de que la gran mayoría de participantes en el estudio o encuesta (el 72%) afirma pagarse esas vacaciones con los ahorros del año (recordemos 72% que se va de vacaciones) ¿cómo cruzamos estos datos con los que nos decían a finales del semestre que un porcentaje mayoritario de las familias españolas ya no se encontraba en condiciones de ahorrar por encima de porcentajes prácticamente irrelevantes?
Menos vacaciones o menos dinero
Es cierto que podemos tratar de hacer encaje de bolillos y confiar en que ese prácticamente nulo porcentaje de ahorro en cualquiera de los casos y en su totalidad se destina a las vacaciones, algo que parece realmente bastante improbable.
¿Se duda del porcentaje de ciudadanos en vacaciones? No, la cultura de las vacaciones se encuentra lo suficientemente arraigada como para convertirse casi en una obligación más que en una opción, sin embargo, la modificación del concepto vacacional, a la que prácticamente no se le presta atención, probablemente porque tácticamente y con medio verano en juego no sea lo más conveniente, apunta maneras de ser ciertamente radical, y pasar por el concepto precio ante prácticamente cualquier otra cuestión a tener en cuenta.