Permítanos el lector ese pequeño chiste del encabezamiento en el encabezamiento de este artículo, un chiste que hemos escuchado repetido en múltiples variantes a lo largo de los años ya que, obviamente, de todo el papel moneda y sus diferentes valores a los que hemos accedido tras el cambio de la peseta al euro pocos billetes son tan escurridizos para él común de los usuarios como los de 500 €. Y si ya de por sí estos billetes eran poco vistos y menos utilizados por la gran mayoría de ciudadanos de nuestro país, si hacemos caso a los datos proporcionados por el propio Banco de España la circulación de los billetes de 500 € ha caído a mínimos que no se daban de hecho desde antes de la crisis, concretamente desde agosto de 2005.
Tomando de manera separada estos datos podemos ver que el nivel de circulación de estos billetes registrado en el mes de julio suponía un descenso de casi un 14% frente al mismo mes del año anterior, y nada menos que más de un 26% de retroceso en la circulación desde el comienzo de la crisis en el año 2007, quedando en la actualidad una cifra de billetes en circulación de 85,5 millones lo que equivaldría a casi 43.000 millones de euros. Hay dos lecturas que podemos hacer y que de hecho ya se están haciendo de esta situación.
Por un lado una lectura es obvia teniendo en cuenta que estos billetes circulan a partir de la propia demanda emitida por las entidades financieras (a demanda de los clientes) que mueven un flujo de dinero en dirección a las economías domésticas muy inferior a los años previos a la crisis, por no hablar también de un recorte drástico (y dramático) de los productos de financiación.
La otra lectura es más intrincada pero no menos interesante; habitualmente se ha asociado el alto volumen inicial de circulación de billetes de 500 € en nuestro país a los pagos en efectivo y por extensión a los pagos en dinero negro; por tanto, una caída tan espectacular de la circulación de estos billetes en los últimos seis años pudiera también significar un retroceso en las transacciones de dinero negro.
Sea como fuere podemos seguir haciendo chistes sobre lo real o irreal de estos billetes, ahora con más razón que nunca.
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