¿Conoce alguien a Wulf Bernotat? No es un actor alemán sino el presidente hasta hace unos pocos meses de una de las compañías más importantes de Alemania: E.On. Esta empresa de energía lanzó una OPA para competir con una oferta de Gas Natural por Endesa. Bernotat viajó a España, dio ruedas de prensa, salió en los periódicos y en la televisión…pero hoy nadie se acuerda de él. Al final, cansado de una lucha sin cuartel, el 2 de abril de 2007, la alemana E.On tiraba la toalla por Endesa y retiraba su oferta.
El gigante que había luchado hasta la extenuación por el control del grupo español se rendía a la evidencia. Con todo el apoyo del Gobierno, el matrimonio de conveniencia formado por Acciona y ese invitado de última hora con acento transalpino llamado Enel se quedaba con el pastel, con una oferta pública de adquisición (OPA) a 41,3 euros por acción.
Tras 20 meses de batalla E.ON, que confesó que había dilapidado alrededor de 250 millones de euros en gastos asociados a la OPA, se convertía en el último gran perdedor. En el pacto definitivo, que para E.ON fue una capitulación en toda regla, aceptó esa pieza menor llamada Viesgo y activos de Endesa en Italia, Francia, Polonia, Turquía y España a cambio de una sonrisa de su presidente Wulf Bernotat en la foto oficial junto a Fulvio Conti –el de Enel- y José Manuel Entrecanales.
Bastante antes, habían probado las hieles del fracaso Gas Natural -que había abierto el fuego con una OPA hostil de la que ayer se cumplieron cinco años- y, ya en la arena política, José Montilla, el hombre que mano a mano con Miguel Sebastián –que ya tenía experiencia en causas pérdidas como gran inspirador del asalto de Sacyr a nada menos que BBVA- había preparado el terreno para que La Caixa tomara las riendas del negocio energético español.
Ni Gas Natural –a su presidente Salvador Gabarró se le escapó una operación que en condiciones normales debía haber ganado- fue generosa en el precio –ofrecía 21,3 euros por acción, la mayor parte en acciones de la propia Gas- ni en el tablao político se calcularon las consecuencias de la operación.
Cuando la canciller alemana Ángela Merkel telefoneó al presidente Zapatero anunciándole que una empresa alemana iba a lanzar una OPA sobre Endesa, ya no había duda de que la operación más compleja de la historia empresarial española se iba a saldar por las bravas. O, lo que es lo mismo, dejando a su alrededor un reguero de cadáveres y unos pocos pero muy, muy ganadores.
En esta última categoría están Enel y Acciona. Para el grupo español, la operación fue una bendición del cielo. Es cierto que su presidente José Manuel Entrecanales no salía de su asombro cuando supo que la italiana Enel entraba en la categoría de “campeón nacional” por el que apostaba el Gobierno para tomar las riendas de Endesa. Pero las condiciones que Acciona impuso a la operación –el término leoninas se queda corto- y que en el Ejecutivo aceptaron sin una voz más alta que otra lo compensaban casi todo.
Incluso el mal rato de Entrecanales cuando unos cuantos trimestres después la gran crisis internacional le hizo dudar de la capacidad financiera de Enel para afrontar la compra pactada de su 25% en Endesa. Una operación que saldría adelante sin sobresalto alguno y que le reportó unas plusvalías netas de 1.700 millones y el respeto del Gobierno, que no quería ver a E.ON ni en pintura.
En una entrevista en la SER, el entonces ministro de Industria Joan Clos aseguraba que “no apostaría por un triunfo de E.ON en su lucha por Endesa. Horas después, Enel compraba el 10% de Endesa entre la sorpresa general.
Sencillamente, la empresa italiana llegó, vio y venció. Berlusconi se colgó una medalla dándole a Enel una posición impensable en España si Gas Natural no hubiera abierto la caja de Pandora. Hoy el grupo transalpino hoy gobierna Endesa a placer … y con Borja Prado Eulate al frente.
El hombre fuerte de Mediobanca en España y banquero de negocios histórico de Florentino Pérez y ahora también de Luis del Rivero es el ganador perfecto. Desconocido para el gran público hasta su salto a la presidencia de Endesa, no sólo preside la mayor eléctrica española. También es juez y parte en las grandes operaciones corporativas del momento: asesora al presidente del Real Madrid en su asalto a Iberdrola y tiene un mandato de esos que matan de envidia a los competidores: vender los activos que Abertis deje de considerar estratégicos tras la entrada de ese nuevo accionista llamado CVC.
El carrusel de Manuel Pizarro
Manuel Pizarro tiene todo el derecho –quizá más que nadie- a considerarse el gran vencedor, aunque después del episodio de Endesa el ex presidente parece haber caído en desgracia.
El hombre que en plena ofensiva catalana, gubernamental y e institucional por Endesa llegó a asegurar que en España no había seguridad jurídica y que había que ir a buscarla a Nueva York –cosa que, efectivamente, hizo- consiguió en su versión más cañera y reivindicativa más que doblar el valor para los accionistas… y para él mismo.
A su desventurada carrera política –debate electoral perdido con Pedro Solbes y acto seguido descenso a los infiernos del Partido Popular- llegó con el zurrón cargado: una indemnización de unos 12 millones de euros, tras duplicarse el sueldo en 2006 y ganar 3,2 millones. Y, además, otros cuatro millones por la venta de acciones.
Hubo otros ganadores de rango menos–que se lo han cobrado en prestigio y credibilidad o, lo que es lo mismo, en operaciones-, unos pocos valientes que se atrevieron a ponerse del lado de Endesa cuando su defensa parecía una causa perdida. Por ejemplo, Deustche Bank, con Antonio Rodríguez Pina al frente, o el despacho de abogados Clifford Chance.
También los organismos reguladores aportaron su protagonista a esta historia, un perdedor en este caso. Fue el caso del díscolo Manuel Conthe, presidente de la CNMV, que se quedó sólo en el consejo del policía bursátil defendiendo una sanción para Enel y Acciona por su actuación en el proceso de OPAS. Acabaría dimitiendo, lanzando dardos envenenados contra algunos miembros del Gobierno, terminando con la presidencia más histriónica y personalista que haya tenido la CNMV en sus más de veinte años de historia.
Cinco años después, la factura que han pagado los grandes personajes perdedores de la batalla ha sido relativamente barata. Salvador Gabarró sigue siendo el presidente de Gas Natural, que tras los asaltos fallidos primero a Iberdrola –en 2000 y en 2003- y luego ha conseguido cobrarse por fin esa pieza llamada Unión Fenosa. Wulf Bernotat cumplió íntegro su mandato en E.ON, del que se despidió en mayo, y Montilla y Sebastián siguen en la primera línea de batalla política.
En la otra orilla, Enel gestiona a placer Endesa, mientras Acciona se ha dejado de batallas -¿recuerdan la compra del 15% de FCC, a quien pretendía?- dispuesta a gestionar los réditos de la operación más brillante en términos de rentabilidad-riesgo de su historia. Luces y sombras de la batalla más enconada de la historia empresarial española.
cómo minoritario esta operación salio muy «fácil» y buena en términos de rentabilidad… concretandose en medio de las vacaciones.
qué tiempos aquellos, ahora no hay opciones así: comprar y vender a c/p con plúsvalia digamos «cierta» para un mínimo de valores y con posibilidades de sacar un pellizco adicional.
buen remember post.