En febrero de 2014 las clásicas cuentas corrientes (ccc) dejaron de estar reconocidas y pasaron a estar sustituidas por el número internacional de cuenta bancaria- Desde entonces, ningún usuario puede realizar una operación financiera sin disponer de este código, por eso, numerosas entidades han facilitado a sus clientes el acceso a este número, por ejemplo se puede calcular el IBAN en la web del Banco Santander, que incluye una aplicación específica para ello, allí se ofrece la oportunidad de traducir el número de cuenta al estándar de la Unión Europea. El código IBAN consta de un código correspondiente a cada país formado por dos letras seguidas de otros dos dígitos de control. A estos de añaden hasta 30 caracteres alfanuméricos que representan el número de cuenta bancaria, aunque aún no se ha establecido una longitud uniforme para los países del SEPA, el código no puede superar los 34 caracteres.
El código IBAN se utiliza para identificar a nivel internacional una cuenta bancaria y nació para que las entidades financieras pudieran automatizar fácilmente las transferencias entre bancos de la Unión Europea.Con esta normativa los pagos y transferencias intracomunitarias se ejecutan de manera similar a las nacionales, pudiendo así aplicar tarifas bastante parecidas. Básicamente este número agiliza los pagos y además cumple con el estándar ISO 13616, con lo que asegura la transmisión correcta de los datos y se reducen las posibilidades de intervención manual. Identifica intencionadamente y de manera única una cuenta emitida por cualquier entidad financiera con independencia del lugar y entidad en la que se localice- A cada cuenta le corresponde un único IBAN.
Antes de esta normativa, las dificultades en los pagos internacionales en la Unión Europea eran bastante importantes ya que, por ejemplo, los sistemas de identificación de cuentas eran solo nacionales y esto imposibilitaba identificar en qué país estaba localizada una cuenta. El código IBAN es un código que lleva cuatro caracteres iniciales seguidos del número de cuenta. Estos cuatro primeros números están formados por el código del país, que comprende dos dígitos, y el código de control que abarca otros dos, por ejemplo, ES21. Seguidos de 20 caracteres del número de cuenta.
Actualmente en una transferencia intracomunitaria el ordenante debe facilitar al banco el código IBAN, pero también el BIC del beneficiario. El código BIC sirve para identificar correctamente al banco beneficiario de una transferencia, también conocido como banco destino. Su nombre viene de las siglas en inglés de Bank Identifer Code, y completa la información proporcionada por el código IBAN. Se trata de una clave que nos podemos encontrar en dos formas diferentes: la primera es un código de ocho caracteres que incluye información de la entidad, del país y la localidad. Por otro lado, puede presentarse este código compuesto por once caracteres. Además de los referidos al país, la localidad y la entidad bancaria receptora, este incluye también información referente a la sucursal en los tres últimos caracteres. En caso de que no venga incluida la información relativa a la oficina, se da por hecho que será la principal de la entidad.