Si estás pensando en invertir, lo primero que tienes que mirar es si el broker con el que vas a operar está regulado. No es un detalle menor. La diferencia entre un broker regulado y uno que no lo está puede ser la misma que entre ganar dinero o perderlo todo sin poder reclamar.
La regulación es lo que impide que te timen a la primera de cambio. Y si alguna vez has visto anuncios con promesas de rentabilidades imposibles o te han contactado con ofertas de inversión “exclusivas”, ya sabes lo que puede pasar cuando alguien mueve tu dinero sin ningún control.
Qué significa que un broker esté regulado
Cuando un broker está regulado, significa que una autoridad financiera lo supervisa y le exige cumplir con una serie de normas para proteger a los inversores. En España, ese organismo es la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), pero en Europa hay otras entidades como la FCA en Reino Unido o la CySEC en Chipre.
En la práctica, esto significa que el broker tiene que ser transparente, no puede hacer lo que quiera con tu dinero y, sobre todo, está obligado a operar con ciertas garantías. Si algo sale mal, tienes a quién acudir.
Qué riesgos tiene operar con un broker sin regulación
Aquí es donde las cosas se ponen feas. Un broker que no está regulado no tiene que responder ante nadie. Nadie revisa si sus comisiones son abusivas, si sus sistemas están manipulados o si simplemente cierra de un día para otro y desaparece con tu dinero.
¿Exageración? Para nada. En los últimos años han salido a la luz montones de estafas de este tipo. Sin[…]Leer noticia completa en la fuente original