Cada vez más personas están metiéndose en esto de los fondos indexados. No es raro: son baratos, fáciles de entender y, a largo plazo, suelen dar buen resultado. Pero ojo, porque también es fácil equivocarse si no tienes claras un par de cosas básicas. Hay un fallo que se repite más de lo que parece, y que puede hacer que tu inversión no funcione como esperas. Y no tiene nada que ver con elegir mal el fondo ni con el mercado en sí. El problema está en ti. O más bien, en cómo te planteas la inversión.
Vamos a ver por qué pasa esto, qué consecuencias tiene y, sobre todo, cómo puedes evitarlo antes de que sea tarde.
No es magia: el largo plazo importa (más de lo que crees)
Aquí está el meollo: mucha gente se lanza a invertir en fondos indexados sin pensar cuánto tiempo va a dejar el dinero quieto. Y eso, en este tipo de productos, es clave. Los fondos indexados replican índices como el S&P 500, el MSCI World o el Euro Stoxx… lo que quiere decir que suben y bajan según cómo se comporten los mercados. Y claro, si entras con la idea de sacar algo en un par de años, puede que te comas una bajada justo cuando necesitas recuperar tu dinero.
Por eso el horizonte temporal es tan importante. Este tipo de inversión está pensada para que funcione en el tiempo, con paciencia. No es algo para usar como hucha a corto plazo, ni para sacar el dinero cuando te apetezca. Si no estás dispuesto a dejarlo crecer durante al menos 8 o 10 años, puede que no sea el producto que necesitas.