Cada mes se conoce un nuevo dato de la tasa de paro con la esperanza de que haya llegado a su techo y comience a descender aunque sea lentamente, pero todos los meses hay una nueva cantidad de desempleados.
Esto lleva a que tanto los empleados y mucho más los desempleados resignen varios derechos en pos de mantener su puesto laboral o aquél que está en búsqueda de uno deba resignar varias cosas en el camino.
Entre los desempleados, son los de larga duración los que se ven en la disyuntiva de aceptar un menor sueldo al que les corresponde por experiencia y preparación, aceptar trabajar en una zona más alejada a la de dónde reside o en caso extremo el tener que trasladarse a vivir en otra ciudad.
Todo ello en pos de salir del paro y emprender el camino de retorno al mercado laboral, y más existiendo cada vez competencia entre los candidatos todos deben resignar algo para poder hacerse con el puesto algo que lo vuelve una competencia de quién más resigna tal vez sea el ganador.
Con una tasa de paro cercana al 21% cada vez más desesperados desempleados aceptan ganar menos por más horas, puestos inferiores a lo que dicen sus curriculums y hasta más lejos de sus hogares que antes.
Solo basta ver una de las tantas encuestas, una de ellas la de Randstad afirma que el 68% de los desempleados españoles aceptarían trasladarse a otra ciudad de residencia con tal de obtener un puesto laboral algunos van mas lejos y consideran emigrar a otro país como Alemania.
La alta tasa de desempleo y el que cada vez se tarde más en encontrarlo hace que lo que antes no se consideraba ahora tenga posibilidades.
La diferencia se da entre los más jóvenes y los mayores ya que los primeros aceptan rebajarse el salario los mayores de 50 por mayor experiencia consideran lo contrario. Por lo que estar de paro sacude los pensamientos, límites y derechos de cada desempleado, el hasta dónde lo decide el límite de cada uno y su necesidad de volver a emplearse.