Ésa es la gran pregunta que deberíamos hacernos, a tenor de la carga que estamos poniendo sobre los emprendedores de nuestro país. Pero para empezar deberíamos definir exactamente qué es un emprendedor, ya que creo que hay una diferencia notable entre lo que la clase política espera que sea, y lo que realmente es.
Si miramos la definición política, hablamos de conseguir que la mayor parte de la sociedad se lance al emprendimiento, para conseguir un autoempleo que le permita salir adelante y, de paso, dejar atrás las listas del desempleo. Sin embargo, si miramos lo que dicen quienes realmente saben del tema, aquellos que trabajan día a día con emprendedores, nos dan una respuesta totalmente contraria. En el blog de Eureka Startups los definen como aquellos que “han identificado una oportunidad de negocio en el mercado, están dispuestos a dejarlo todo para tomar el riesgo de crear una nueva empresa y que ésta sea rentable y escalable”. Es decir, que no tiene nada que ver.
Hecha esta consideración, podemos mirar algunos aspectos concretos en nuestro país sobre el presente empresarial.
- ¿Ha aumentado el número de sociedades que se crean en España? A tenor de los datos del Instituto Nacional de Estadística, en septiembre crecieron un 3% respecto hace un año. Es cierto que, los últimos números, también apuntan a que la cantidad de empresas destruidas ha ido cayendo durante el último año mes a mes.
- ¿Cuánto viven las empresas que se crean? El decil de empresas del INE habla de que a los tres años, el 45% ha desaparecido.
- ¿Las que se crean son en nuevos sectores o aquellos que están relacionado con la Tecnología y la I+D+i? Lamentablemente no. Miren el cuadro adjunto y comprobarán los resultados:
- ¿Cuál es el perfil de estudios del emprendedor medio?
- ¿Es sencillo crear una empresa en España? La respuesta es contundente: NO. Según el informe de Doing Business, en España necesitamos 28 días, 10 trámites, el 4,7% de los ingresos para abonarlos y el 13,3% de los ingresos para poder constituir la compañía. Una cifra que contrasta, radicalmente, con la media de la OCDE, que habla de 5-12-4.7%-14.1%.
- ¿Tenemos acceso al crédito? De nuevo la respuesta vuelve a ser negativa. Según el INE, en 2010 último dato disponible- 1 de cada 4 empresas que fueron a pedir préstamos al banco, recibieron un NO por respuesta, pero lo que es peor es que 6 de cada 10 reconocían que iban a necesitar financiación en los próximos tres años, justo en un momento en el que los bancos estaban empezando a restringir el crédito, tal y como estamos viendo en la actualidad.
Éstas son sólo algunas preguntas que nos podemos hacer, pero podríamos hacernos muchas más. A tenor de las respuestas, parece evidente que confiar sólo en los emprendedores para salir adelante resulta complicado. Es necesario un cambio de actitud en todos los agentes implicados en el proceso: empresarios, sindicatos, universidades y Administraciones Públicas. De hecho, según un estudio de la Fundación Bankinter, si queremos ser realmente una auténtica potencia dentro del mundo del emprendimiento, tenemos que modificar muchos de estos parámetros.
Lo que proponen los expertos consultados por Bankinter es lo siguiente:
- Crear una nueva área de emprendimiento donde emprendedores y startups puedan beneficiarse de una legislación más simple y beneficios por puesta en marcha de una empresa.
- Reducir trabas administrativas y burocráticas.
- Fomentar la enseñanza del emprendimiento en las universidades.
A estas conclusiones, les podemos añadir algunas más que se recogen en ese documento de Bankinter, y en otros externos:
- Creación de un nuevo sistema de financiación para las empresas, que reduzca la dependencia de los bancos. Puesta en marcha, por ejemplo, de una auténtica Ley de Mecenazgo y también de incentivos fiscales por la inversión en empresas. Aumentar y mejorar las redes de business angels.
- Facilitar la contratación laboral y flexibilizar el mercado de trabajo, sin olvidar la seguridad para el trabajador.
- Incentivar la Formación Profesional.
- Fomentar la salida al exterior de nuestras empresas.
- Lucha contra la morosidad pública y privada.
Con medidas como éstas sí se podrán apostar realmente por el emprendimiento, y se podrá pedir a los emprendedores que tiren del carro hacia adelante. Sin embargo, los dejamos solos y luchando en el campo de batalla actual, perderán la batalla y terminarán desapareciendo la mayor parte de ellos. Por lo tanto, a la pregunta inicial podemos responder que ahora mismo Sí, estamos depositando en ellos demasiadas esperanzas.
Por cierto… ¿Todo esto que hemos enunciado aquí no les suena? Son las reclamaciones que empresarios, emprendedores, business angels y economistas reclaman al Gobierno para que lo incluyera en su famosa “Ley de Emprendedores”. Una promesa electoral más que, como hemos comprobado, ha quedado durmiendo en el Olimpo de los Dioses.