Las noticias van de un lado al otro del mundo en minutos. Y Argentina está nuevamente en el centro de la disputa. El litigio que se lleva a cabo en los tribunales de Nueva York pueden dar un nuevo orden mundial al tema de las deudas soberanas de los países, y existe la certeza, en la mayor parte del mundo, que esta jurisprudencia dicta un peligroso antecedente para los Estados. Y, sinceramente, este es uno de los casos en los que la verdad y la razón pueden estar de ambos lados de la disputa.
Hagamos un breve resumen de como Argentina llegó a esta situación. Tras el crack de 2001, Argentina entró en cesación de pagos de su deuda soberana de más de 200.000 millones de dolares. En 2004 ya se comienza a pensar en crear una reestructuracion de los pagos caídos a los acreedores, ofreciéndoles canjear los bonos en default por nuevos bonos, con una quita cercana al 65% del valor de los mismos. La oferta tiene una amplia aceptación, que junto con la re apertura del canje en 2010, involucra al 93% de los tenedores de bonos. Hay un 7% restante que se niega a semejante quita y no entra al canje de deuda. Estos son los llamados Holdouts.
Jurisdicción extranjera y especuladores
Ya sé la primera pregunta que se le ocurre: ¿por qué en Nueva York? Los bonos emitidos por el país, como lo hacen muchos otros países, fijaron a Nueva York (centro financiero del mundo) como la jurisdicción donde saldar las diferencias que pudieran suceder, como pasa en cualquier contrato. Por esta razón, los litigios se presentaron en esos tribunales, donde acabaron en las manos del juez Griesa, un personaje central de esta historia.
El juez Griesa ha fallado de una manera muy controvertida, incluso en los ámbitos judiciales de Estados Unidos. No son pocos los que opinan que el fallo tiene graves falencias técnicas, y que se trata, sobre todo, de un fallo político. Es difícil pensar que un 7% de los acreedores pueden perjudicar a una amplia mayoría del 93% de tenedores de bonos que hoy por hoy no pueden cobrar sus ganancias debido al bloqueo de los pagos dictaminado por el juez.
Ahora bien. Entre 2002 y 2008, la mayoría de ese 7% que no quiso entrar a la reestructuracion de la deuda soberana, comienza a liquidar sus bonos en el mercado secundario. Y aquí es donde entran los llamados Fondos Buitres, grandes especuladores que apuestan por los juicios contra la Argentina como una forma de cobrar el valor original de los viejos bonos en default.
Es importante destacar una cosa: estos fondos no le prestaron dinero a la Argentina hace 15 años, sino que compraron estos bonos a precio vil desde el año 2002 a los viejos tenedores, como una forma de especulación financiera a mediano plazo. Algunos datos del mercado indican que, de esta sentencia a pagar que tiene el país sudamericano de unos 1.800 millones de dolares, los fondos buitres compraron esta misma deuda en 160 millones de dolares. O sea, que pueden obtener ganancias de más del 1.000% en tan solo una década.
El principal obstaculo a un arreglo
La calidad de especuladores de los que ganaron esta sentencia en los tribunales de Nueva York queda tan clara como la incapacidad y la desidia del Gobierno argentino de arreglar este problema con anterioridad. Se ha llegado a esta situación porque el Gobierno de Cristina Kirchner nunca se puso a negociar un arreglo con los Holdouts en los 10 años que duró el juicio, aunque en su defensa, el Gobierno argentino saca a relucir una cláusula que es la cauda principal por la cual hoy por hoy, el arreglo inmediato de este problema no puede realizarse: la ya famosa Clausula RUFO.
La Clausula RUFO (Rights Upon Future Offers) es una cláusula que se incluyó en los canjes de deuda de 2005 y 2010 por la cual se prohíbe pagarles más a los holdouts, por lo que se crea una igualdad de condiciones para aquellos que entraron o no a los canjes. Por lo tanto, si se negocia con los fondos buitre antes del 31 de diciembre, fecha en que vence esa cláusula, y se les ofrece un monto mayor que a los bonistas reestructurados, estos últimos podrían demandar y exigir un pago igualitario. Esto haría caer todo el proceso de reestructuracion de la deuda argentina y, con ello, sumir al país en una hipotética nueva crisis de deuda.
Esta es la razón principal por la cual el Gobierno Argentino pidió que se pueda seguir abonando los intereses de la deuda actual a los bonistas mientras se sigue negociando la forma de pago de la sentencia. La apuesta era negociar en secreto en estos 5 meses que restan hasta llegar a 2015, y en Enero, pagar una parte de la sentencia en cash y luego emitir nuevos bonos para abonar la sentencia. Pero el juez se ha mostrado inflexible y no ha repuesto la autorización para pagar a los tenedores de bonos de la restructuracion.
Incumplimientos de contratos por doquier
Cuando comentamos que se trata de una situación novedosa, es realmente así, no solo porque Argentina es el primer país en ser juzgado como Estado por un juez de primera instancia de una jurisdicción extranjera, como si fuera una persona estadounidense mas. Sino porque a partir de la sentencia, se han incumplido incontables contratos que ahora tienen un final incierto. Vamos a enumerar algunos:
- Argentina incumple con sus tenedores de bonos porque, a pesar de que el país ha depositado el dinero para abonar lo que corresponde, los acreedores aun no han podido disponer del mismo
- Los bancos intermediarios y depositantes de ese dinero, incumplió contratos con Argentina por los cuales se comprometen a abonar a los tenedores las sumas correspondientes.
- Los bonos de la reestructuracion de la deuda tienen clausulas de caída automática del acuerdo, tras un procedimiento que, según algunos, ya se ha puesto en marcha, si Argentina no abona los servicios correspondientes. Aqui se abre otro periodo de gracia de 60 días.
- Argentina no cumplió con la sentencia de un juzgado de Nueva York y se encuentra, literalmente, en rebeldía.
Sin lugar a dudas, la solución es bastante compleja, pero hay abiertas aun algunas negociaciones secretas, a pesar de lo que se diga de la boca hacia afuera. Y la salida más factible, hoy por hoy, es la negociación que una serie de bancos privados argentinos está haciendo en Nueva York. Se trata de gestiones para la compra de esta deuda a los Fondos Buitres.
Se trata de un Plan B que poco a poco se va transformando en la principal oportunidad de salida de esta encrucijada en la que se encuentra Argentina. En el mercado financiero cuentan que la misión se gestó en diálogo permanente con el titular del Banco Central de la Republica Argentina, Juan Carlos Fábrega, a pesar de que el Gobierno Argentino se despega de esta iniciativa ya que el solo hecho de sentarse a negociar podría disparar la tan temida Clausula RUFO.
En definitiva, Argentina nuevamente incumplió sus obligaciones, aunque en su defensa, esta vez no lo hizo voluntariamente sino por el bloqueo dictado por un juez. Aquí esta la discusión de default si, default no, que si es un default parcial, defaul selectivo o lo que sea. Lo cierto es que el dinero, hoy por hoy, no lo tiene nadie: ni los bonistas, ni los holdouts, ni Argentina, ni los bancos intermediarios.
En los proximos dias se verá como sigue la historia, pero todos estan en su derecho de reclamar. Se abren posibilidades de juicios a los bancos intermediarios por parte de Argentina, de los tenedores de bonos a la Argentina o, incluso, a los mismos bancos intermediarios. El futuro es incierto, pero quien peor la puede pasar es el argentino medio, que ya ve como su país tiene una economía complicada, con una inflación del 40% anual y una recesión que, con este problema, puede extenderse aun más tiempo.
Pero también esta preocupada la comunidad económica mundial, que ve como especuladores pueden poner de rodillas a un país soberano obligandolo poco menos que a un suicidio financiero. Tal como mencionamos antes, se trata de una situación sin antecedentes y que dicta una peligrosa jurisprudencia a futuro. Países como Grecia o la mismísima España, con problemas de deuda soberana muy por encima de sus posibilidades de pago, pueden estar alcanzados en un futuro cercano o lejano por especuladores que buscan ganancias usureras en las crisis económicas, muchas de ellas, causadas por ellos mismos.
Fabian Sinibaldi. Redacción Argentina
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