Dicen los expertos en social media que las redes sociales contribuyen a crear ese concepto llamado identidad digital, esto es, nuestra presencia en Internet y lo que los demás piensan de nosotros. Pero más que una contribución pienso que es determinante. Antaño, la identidad digital personal se vinculaba a una página personal, a un blog o portfolio donde exponer nuestro trabajo. Ahora está compuesta de muchas aristas.
Javier es un CEO cualquiera, un emprendedor que dirige su proyecto personal desde hace una década. A lo largo de estos años ha cultivado una gran cantidad de relaciones profesionales tanto con clientes como con distribuidores. Su empresa es completamente estable y funciona en el plano «real», pero su presencia en el ámbito virtual es nula a pesar de que uno de sus modelos de negocio se cimenta en la venta online.
Este directivo de ficción representa un alto porentaje de los empresas actuales de España que, a pesar de saber cómo se debe utilizar Internet, no conocen los beneficios que las redes sociales y el networking pueden aportar a su presente y a su futuro profesional. Una encuesta realizada por BrandFog indica que los altos mandos con cuentas en redes sociales (Twitter) tienen más aceptación entre los clientes y los trabajadores.
Nuestro CEO se está perdiendo la oportunidad de practicar el networking desde la red social de microblogging y con ello sacrificando aspectos como los posibles contactos profesionales que brinda la facilidad de la red.Un directivo conetado a Twitter y que actualiza a diario su perfil transmite cercanía a sus seguidores. Contestar tweets tanto de trabajadores como de clientes concede una confianza adicional y muy útil a la marca.
Es precisamente esta confianza la que terminará vendiendo el producto al público objetivo. Uno de los mayores lastres de la historia de la empresa es la brutal distinción que existe entre los altos cargos directivos y los compradores finales. Las redes sociales permiten acortar distancias y aproximar estas dos visiones generando el consiguiente beneficio para el producto. Y la cercanía con los empleados también ayuda a fomentar un clima de trabajo agradable.
Póngamos en una cara más catastrófica para seguir sacando beneficios al CEO social. La llegada de la crisis económica reduce los ingresos de la empresa de Javier. Los pagos que le deben se demoran, no recibe a tiempo el material de los proveedores, reduce su facturación exponencialmente y se ve obligado a reducir plantilla. Llega un momento en el que se producen pérdidas y decide cerrar el negocio, situación que por desgracia resulta común en la España actual.
Aquí es donde comienzan a surgir nuevos beneficios de contar con uan reputación digital labrada y no inexistente: la búsqueda de empleo. Esos contactos que antaño actuaban como proveedores sirven ahora como resortes para practicar el networking en busca de un puesto de trabajo. El boca-oreja a través de Internet funciona tanto para este menester como para captar posibles inversores que salven nuestra empresa en un punto de debilidad.
Recuerda: Un CEO asocial es un CEO que está perdiendo oportunidades profesionales.