Los datos del paro en marzo llegaron acompañados de información acerca de las altas y bajas de la Seguridad Social, así como del tipo de contrato dominante en España. Un primer repaso a las tablas es suficiente para darse cuenta de la alta tasa de temporalidad del sistema laboral español. Apenas un 10% (9,92%) de los nuevos contratos son indefinidos, un porcentaje que se ha venido manteniendo a lo largo de todo 2009 y 2010. Es decir, que casi un 90% de las contrataciones son contratos por obra o con horizontes predefinidos.
No se trata de algo nuevo y, de hecho, los cambios acometidos en 2006 en el mercado laboral deberían de haber servido para poner remedio a este mal. En el fondo, la alta temporalidad no es más que la forma que tienen nuestro mercado laboral de ser más flexible. El despido de un trabajador indefinido en España es muy superior al de la media en Europa, por lo que se recurre a contratos temporales donde el despido no están tan penalizado. El problema es que la práctica ya generalizada de realizar contrataciones de carácter temporal se traduce en una enorme voaltilidad para el mercado laboral. Tanto es así que la mayor parte de los empleos que se han destruido durante la crisis obedecen a este tipo de trabajadores.
El gráfico del profesor Florentino Flegueroso es suficientemente claro al respecto (el artículo tambien merece la pena leerlo).
El aumento de paro coindide con el descenso de trabajadores con contrato temporal porque estos son precisamente quienes se han quedado sin empleo. La última propuesta para acabar con la alta temporalidad en España ha llegado de la mano del Banco de España, que apuesta por un contrato único que suprima la dualidad actual y que, como viene siendo habitual en todas las reformas, abarataría el despido (leer» Fluctuaciones del empleo en un mercado de trabajo con contratación dual» de James Costain, Juan F. Jimeno y Carlos Thomas). De forma muy resumida, lo que se plantea aquí es que los trabajadores indefinididos tengan menos seguridad (abaratar su despido) a cambio de que los temporales la ganen, como bien explica Jomra.
No han faltado críticas al respecto, empezando por las de los sindicatos. En cualquier caso, lo único cierto es que el mercado laboral español necesita una reforma urgente y no sólo para atajar la temporalidad, sino para mejorar su productividad y dejar atrás definitivamente su gusto por sectores de escaso valor añadido. Otra cosa es que los actores involucrados sean ahora capaces de dar con la solución idónea y, lo que todavía parece más complicado, hacerlo de a cuerdo entre todos.
Imagen – Edur8