Una de las preguntas que se aparecieron durante esta semana fue la de si, tras Portugal que se encuentra camino al rescate, puede ocurrir los mismo con España. En este sentido, veremos una breve explicación de las diferencias entre España y Portugal, y cómo es que el rescate está lejos de ser una realidad en nuestro país, y no tan así en el territorio luso.
Por un lado, comencemos a analizar las previsiones de crecimiento para ambas economías. Vemos en primer lugar que, Portugal posee una baja perspectiva de crecimiento para los próximos años. La Comisión Europea ha proyectado y espera que la economía lusa decrezca un 1% este año y que crezca solamente un 0,8% en 2012.
Todo esto, será posible si Portugal cumple con un determinado objetivo de déficit o no, en caso de no poder lograrlo tendrá problemas en mejorar su productividad y competitividad, que se encuentra con una brecha del 15% comparado con sus colegas europeos.
En este punto, España está a la delantera con respecto a Portugal. La economía ibérica pudo salir de la recesión, pero ojo, que en los últimos trimestres apenas ha crecido unas décimas. En este sentido, el PIB español aumentó un 0,2% en tasa intertrimestral en el cierre de 2010 y habría tenido un comportamiento parecido en los tres primeros de este año. Pero, las previsiones de la Comisión son las que marcan la distancia, con una proyección para este año de crecimiento del 0,8% y para 2012 del 1,7%.
Otro de los puntos a comparar es la balanza de pagos, o lo que podríamos decir como el aumento de la deuda y el déficit durante los últimos años. Por un lado, el nivel de endeudamiento público portugués radica en el 88% del PIB este año, y es uno de los más elevados de la zona euro. Es únicamente superado por los países rescatados (Grecia e Irlanda) y Bélgica.
Nuestro país, muestra una parte más sólida, aunque no hay que dejarnos estar… España estima que su endeudamiento público se sitúa en el 69,7% del PIB. Esta distancia que se marca entre los vecinos se refleja en la prima de riesgo, es decir, la diferencia entre el bono luso y el alemán (de referencia) a 10 años, se sitúa en torno a los 440 puntos básicos, mientras que el español es de 196 puntos.
Siguiendo con los parámetros de análisis, el tema de la financiación es de gran importancia. Si bien los analistas no prevén un problema de financiación a corto plazo sino que el riesgo está en su solvencia a largo plazo, en el caso de Portugal. En este punto, el Tesoro español tiene la situación muy controlada. Y lo hizo mediante el cumplimiento de los vencimientos: abril, julio y octubre; con una emisión total de uno 28.000 millones de euros ya tiene cubiertos los compromisos de abril y gran parte de los de julio. Esto, sin contar que España se financia a tasas menores que Portugal.
En lo que a mi respecta, uno de los puntos más importantes es el conjunto de medidas para el rescate que cada país plantea. Mientras el programa de austeridad luso recoge un recorte del 5% de las pensiones superiores a 1.500 euros, la congelación salarial de los funcionarios, una reducción de costes en la sanidad y en la educación, así como una reforma del mercado laboral. Aquí es donde España falla, dado que la principal crítica a la reforma laboral ha sido haberse quedado corta.
Pero para cerrar, el galardón en problemas se lo lleva la participación de un parlamento desestabilizador. Cuando nuestros representantes se toman su trabajo con seriedad para su conveniencia, estamos en problemas. Portugal está en la mira, dado que José Sócrates «pidió» su dimisión, cuando fue «invitado» a retirarse tras la no aprobación del plan de rescate, los ajustes que exigen a Portugal los organismos internacionales y la misma Unión Europea se hacen cada vez más complejos.
En consecuencia, vimos como la agencia de calificación Moody’s rebajaba dos escalones la nota de la deuda soberana lusa a ‘A3’, a consecuencia de la desestabilidad política.
En España la situación, por suerte, es otra. El PSOE se encuentra apoyado por partidos como CiU, PNV y Coalición Canaria para los Presupuesto de 2011 y algunas de las reformas. La integridad parlamentaria, manteniendo sus diferencias ideológicas y políticas, hace que un país salga adelante…