¿Qué es la hiperinflación? Se trata de un fenómeno relacionado con la inflación y en concreto con una subida descontrolada de la inflación con tasas mensuales que superan el 50% según kla definición del economista Philip Cagan, aunque hay quienes creen que no se debe hablar de hiperinflación si el IPC no ha subido un 100% en un periodo de tres años. En cualquier caso, se entenderá por hiperinflación un brutal ascenso de precios de forma descontrolada.
Los efectos de la hiperinflación en una economía son nocivos, como también ocurre con la deflación o la estanflacion. La principal causa de este fenómeno es un rápido aumento de la cantidad de dinero que no se ve apoyado en la producción de bienes y servicios, lo que al final genera un desequilibrio entre la oferta y la demanda de dinero y, en último lugar, una pérdida de confianza en el dinero.
Los fenómenos de hiperinflación suelen estar ligados al papel moneda, porque es la forma más fácil de crear más dinero. En términos prácticos, la hiperinflación supone la pérdida total de valor por parte del dinero de forma que, por ejemplo, podría ser más rentable gastarse el salario inmediatamente tras cobrarlo porque en cuestión de un día los precios subirían a unos niveles inalcanzables.
Sin embargo, la mejor forma de hacernos a la idea de lo devastador que puede ser este fenómeno es a través de los ejemplos históricos de hiperinflación. El más conocido de todos es el sufrido por Alemania tras la Primera Guerra Mundial. Los acuerdos de paz obligaban al país a pagar fuertes indemnizaciones a las naciones vencedores y la situación del país, totalmente devastado, hacía que la recaudación fiscal fuese insuficiente para hacer frente a los pagos.
La solución de la república de Weimar no fue otra que la imprimir más dinero, lo que disparó la inflación hasta niveles insospechados: entre enero de 1922 y diciembre de 1923 la tasa de inflación acumulada llegó a ser de un billón por ciento. Es decir, el valor del dinero era cercano a cero.
Entre las anécdotas que circulan hay algunas tan gráficas como que algunos restaurantes dejaban pagar antes de comer porque después los precios ya habrían subido o de casas empapeladas con billetes porque resultaba más barato que hacerlo con papel normal.
En Hyperinflation Banknotes podemos ver algunos billetes de la época con cifras astronómicas. Además, también recoge los restos de otras de las hiperinflaciones más importantes de la historia. Entre ellas figuran la de Hungría, que pasa por ser la mayor jamás vivida. Tras la Segunda Guerra Mundial, los precios en un año se multiplicaron por 10^27 y al cambiar el tipo de moneda el cambio se hizo de forma que un florín equivalía a 400.000 cuatrillones de pengos. En el mes de Julio de 1946 el aumento de los precios fue del 41.900.000.000.000.000 %, para hacernos una idea los precios se duplicaban cada 13 horas.
Por si parte, en Chile el índice de coste de vida de 1950 a 1975 subió el 11,3 millones por ciento, seguido en el mismo período por Uruguay con el 323 mil por ciento y Argentina con el 197 mil por ciento. En Chile, sin embargo, desde 1976, los índices se moderan y mantienen entre el 20 y el 28 por ciento hasta 1991. En los últimos años sigue siendo la América Latina la que acoge la hiperinflación con persistencia y continuos rebrotes.
Tratar la hiperinflación es complicado, ya que conduce al sistema hacia una espiran que no para de generar inflación. Entre las soluciones más utilizadas destaca la de controlar el capital que se imprime (generalmente suele destinarse a un organismo externo como encargado de esa tarea) o la dolarización llevada a cabo por diferentes países en América Latina.