La CNMV no se aclara con la regulación de las posiciones cortas

Mañana, 23 de octubre, era el día en que caducaba la prohibición de posiciones  cortas sobre los valores españoles que cotizan en Bolsa que la Comisión Nacional del Mercado de Valores impuso el pasado mes de julio. Es decir, esa normativa que impedía que los inversores apuesten en favor de la caída del valor de las compañías españolas y ganen dinero cuando esto ocurre.

Levantar o mantener esa prohibición era la primera decisión que debía tomar la nueva presidenta de la institución, Elvira Rodríguez. Pero la ex ministra del PP ha sido incapaz de decidirse y ha tomado la calle del medio: ampliar la prohibición poco más de una semana, hasta el 31 de octubre, para darse más tiempo. En estos momentos, España es el único país que mantiene vigente esa prohibición.

La contradicción es evidente,  si se tienen en cuenta los argumentos esgrimidos en la nota de prensa divulgada el pasado viernes por la CNMV. En ella se justifica la ampliación de una semana en base al siguiente argumento: «En este contexto, el levantamiento de la prohibición de realizar operaciones de venta en corto añadiría incertidumbre a través de su probable impacto en el mercado. La finalización de dicho proceso [el de reestructuración financiera] se considera  absolutamente necesaria para asegurar la estabilidad del sistema financiero y del mercado de capitales español».

Entendemos en base a esto que, ¿en una semana estará finalizado el proceso de reestructuración del sistema financiero? ¿ o que se terminará la incertidumbre en los mercados? No parece fácil contestar afirmativamente a ninguna de estas dos respuestas.

Más bien parece que desde la CNMV española se intenta pasar la responsabilidad a la autoridad europea de los mercados, ESMA, y a la normativa que está debe aplicar a partir del mes noviembre y lavarse así las manos.

Regular sin convicción

Requiebros aparte, lo que está claro es que los reguladores europeos, incluido el Español, son incapaces de definir una política clara respecto a un práctica que los inversores consideran básica, pero que causa un perjuicio evidente a empresas y países mientras  genera pingues beneficios a los especuladores.

La política oficial de los reguladores suele estar del lado de mercado. Es decir, en favor de esa teoría que dice que las posiciones cortas son necesarias porque ayudan a nivelar el mercado, que de otra manera subiría constantemente. Y sólo en situaciones extremas de «acoso» a un determinado país se prohíben, más por razones políticas que técnicas.

El anterior presidente de la CNMV, Julio Segura, ha afirmado en muchas ocasiones que su prohibición no es buena, a pesar de que las circunstancias ¿políticas? le obligaron a hacerlo en varias ocasiones. Hace casi un año, en noviembre de 2011, Segura afirmaba: «Ningún análisis ha demostrado que prohibir las posiciones cortas tengan efecto. El único impacto se nota durante los dos primeros días, en la medida en que se lanza a los mercados el mensaje de que las autoridades están dispuestas a hacer lo que haga falta para frenar la volatilidad. Pasados esos días el efecto se difumina».

A pesar de estas afirmaciones, y como se puede comprobar en el gráfico adjunto, desde que en julio pasado se prohibieron las posiciones cortas contra todos los valores españoles, el Ibex 35 tiene una tendencia alcista con del rescate a la banca española y los continuos rumores sobre un segundo rescate al conjunto de la economía de por medio.

 

Fuente: yahoo finances.com

Sin duda alguna esta evolución hubiera sido muy distinta en caso de no haber estado vigente esa prohibición. Ya que, gracias a las apuestas bajistas, lo especuladores son capaces de maximizar las pérdidas de cualquier mercado en su propio beneficio, sobre todo, en tiempo de turbulencias, provocando así mayores problemas para las finanzas de las empresas cotizadas e incluso para la propia deuda pública de los países objetivo de las posiciones cortas.

La simple rutina de la cómo se realiza una posición corta lo explica perfectamente.

¿Cómo funcionan las posiciones cortas?

El inversor / especulador que decide posicionarse en corto sobre una determinada empresa, pide prestadas acciones de esa empresa a los bancos, gestoras, fondo de inversión, etc (a cambio de una comisión). Una vez en su poder, vende masivamente esas acciones lo que presiona para bajar el precio. Suele ser habitual que este movimiento coincida con una mala noticia (que en muchos casos no es más que un rumor) relacionada con la empresa o el país al que esta pertenece, lo que amplifica el sentimiento negativo y marca la denominada tendencia del mercado.

En ese momento todos aquellos pequeños inversores cuya única guía de inversión son los gráficos de los mercados advierten esa tendencia bajista y se unen a ella. Las caídas se amplifican. Es lo que los expertos llaman la entrada del dinero tonto.  Una vez que el precio de las acciones ha caído lo suficiente, los que pidieron las acciones prestadas ( y que las vendieron cuanto su precio era alto) compran (mucho más barato) devuelven sus acciones y se quedan con la diferencia entre el precio de venta y el de compra menos la comisión. Y esta es la versión ‘buena’. También existe una segunda operativa mucho más ‘diabólica’  (prohibida en España) que se denomina «operaciones desnudas a corto» en las que ni siquiera se piden prestadas las acciones y las órdenes de venta se dan sin tener la propiedad de las acciones. Con lo cual los beneficios para los especuladores son mucho más elevados.

Según las autoridades de mercado estas prácticas producen distorsiones en momentos puntuales de mercado ( argumento que se utiliza para prohibirlas por unos meses), aunque no son pocos los economistas que aseguran que la distorsión se produce siempre y que en ningún caso debería permitirse. ¿Es lícito lucrarse apostando contra la salud económica de un país o empresa?

De momento, el pulso continua. En una semana la CNMV y  ESMA deberán decidir qué se hace definitivamente en el mercado español. Pero lo cierto es que con prohibición o sin ella, los especuladores y el sofisticado sistema financiero mundial permite apostar a la baja ( a los grandes operadores eso sí) incluso cuando la prohibición está vigente. Pero de eso hablaremos en otro momento.

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