Las embajadas le ganan la partida a la educación y la sanidad

Hace unos meses salieron a la luz el total de Embajadas Territoriales que había desperdigadas por todo el Mundo. Pese a que mi ignorancia descubre cada día algo nuevo, no terminaba de creérmelo. «¿De verdad existen Embajadas Autonómicas fuera de España?». Peor aún «¡¿qué narices hace Castilla y León (por ejemplo) con una Embajada en Moscú?!». Pero vayamos por partes: sepamos antes qué es una embajada, para qué sirve y, lo más preocupante, cuánto les cuesta mantenerlas, os sorprenderá.

¿Qué es una Embajada? La embajada es la representación de su país en el lugar del cual está acreditada.

¿Sus funciones? El papel de una embajada es el de proteger los intereses de su país en el país receptor; negociar con el gobierno del estado anfitrión lo que su propio gobierno demanda o espera; enterarse, por vía legal, de las condiciones y desarrollos del estado receptor y reportarlos al gobierno de su país; promover las relaciones amistosas entre ambos estados y fomentar su crecimiento económico, cultural y científico. También se encarga de preparar tratados –comerciales, políticos, etc.– y visitas de estado.

Ahora bien, ¿y las Embajadas Autonómicas? De repente aparece esta invención: están formadas por las oficinas de representación institucional de los Gobiernos autonómicos. No precisamente cerca, sino por todo el Mundo y se les atribuye la «importancia» de adquirir competencias atribuidas a la propia comunidad autónoma.

Según he podido leer, las autonomías pueden disponer de oficinas comerciales, de turismo y misiones de cooperación al desarrollo, entre otras opciones, a lo largo de todo el mundo.

¿Cuántas hay?  114 en total. País Vasco (con 13 oficinas en el extranjero), Asturias (13), Galicia (12), Región de Murcia (12), Comunidad de Madrid (11) y Canarias (8). Por último, las CCAA con menos representaciones en el exterior son Navarra (5), Castilla y León (5), Aragón (5), Extremadura (4), Baleares (2), La Rioja (2), Castilla-La Mancha (2) y Cantabria (2).

Hasta ahí de acuerdo, pero es ver este gráfico y pensar «¿para qué sirven?». Lo preocupante es que las 114 Embajadas Autonómicas en todo el mundo cuestan 150 millones de euros al año y no me explico cómo, ya sea por parte del Gobierno como de las propias instituciones, nadie tiene el mínimo de sentido común de cerrar aquéllas que son innecesarias, absurdas, irracionales,… llamémoslo «x».

¿Queréis saber cuánto cuestan a cada Comunidad Autónoma esas embajadas? En este artículo podéis verlo. Desde la propuesta de cerrar muchas de ellas por parte de los diferentes gobiernos autonómicos únicamente se han cerrado 26 de ellas, un 13,5% del total (solamente La Rioja, la Comunidad Valenciana, y Castilla y León aceptaron colaborar)

Para ver un ejemplo, así al azar, se me ocurre poner el de Cataluña. Teniendo en cuenta que han pedido/exigido una ayuda al Gobierno de España, al que ellos llaman «Central», bajo sus exquisitas condiciones, ¿por qué no contar lo que deben y lo que quieren pagar? Para el 2012 Cataluña destinará 26,9 millones de euros para el mantenimiento de sus casi 50 oficinas y «embajadas» en el extranjero (la que más se está gastando de todo España), pero como es la que más embajadas tiene, prefiere no colaborar con el Gobierno para cerrar algunas de ellas. (En el gráfico podéis ver la Deuda Acumulada que tienen los Ayuntamientos para haceros una idea vía @Absolutexe).

¿Soluciones? Cerrar la mayoría o incluso todas. España está sin dinero, sin liquidez, en crisis, como queramos llamarlo. ¿Vamos a seguir derrochando sin conocimiento? Me hace gracia ver los gráficos y demás datos que plasman lo que llevamos padeciendo desde hace décadas: «Gastamos de forma irracional».

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