A vueltas con el serial del “banco malo”, en esta ocasión nos centraremos sobre la idoneidad de las medidas que las entidades han puesto en práctica, y veremos cuán sorprendente pueden ser las cosas, cuando no hay manipulación posible de los datos.
Desde hace más de dos años las entidades se han metido en una desenfrenada carrera por deshacerse de los activos que lacran sus balances. El problema es que son entidades financieras y no inmobiliarias, sin un marcado sentido comercial inmobiliario y conocimiento del terreno que obviamente deben tocar.
Siguen persistiendo en los errores que les llevaron a esta encrucijada y como elefantes en una cacharrería y extremada pesadez, se mueven por el mercado inmobiliario, que como se demuestra diariamente, desconocen en gran punto. Siguen apoyándose en valoraciones que no responden a la realidad que se vive, y con extremada lentitud, en muchas ocasiones, y gran falta de responsabilidad, eternizan las ventas de los activos, enmarañados en una gran red burocrática interna, que llega a desesperar a los posibles interesados.
Cada vez más activos tóxicos en los balances
Vemos, como no sólo no se han cumplido las expectativas, cuando empezaron con este baile de ventas, si no todo lo contrario a sus pretensiones. No paran de sumar a sus balances, activos y más activos, “tóxicos”. A principios de 2012, todas las entidades a excepción de Santander y Banesto (haciendo descuentos de más de un 65%, en muchos casos), vieron, como de media, subían más de un 17%, los activos a tener que liquidar.
A día de hoy, sin haber estallado con toda su virulencia el crédito promotor es de más de un 21%. Estamos convencidos, de que en el transcurso del año que viene, veremos cómo las promociones “requetefinanciadas” se incorporan a esos balances, y de alguna manera, a ese “banco malo”. Como ya advertimos y razonamos en otros artículos, las valoraciones y por lo tanto, sus descuentos son desacertados totalmente. La forma de valorar los activos continúa siendo un gran obstáculo, por la falta de profesionalidad, en la mayoría de los casos y de los métodos utilizados, que, ante la falta de referencias, se tornan irreales y muy poco concluyentes.
Hemos podido constatar en una serie de valoraciones de activos, a lo largo de todo el territorio nacional, que la media de sobrevaloración, de, casi todos, ha sido de más de un 40%. Un desastre que lleva a la entidad vendedora a no saber hacia donde encaminar su política de ventas. Ésa es una de las claves.
La segunda clave es que las ofertas recibidas, no superan en su mayor parte ese 54,5% famoso. ¿Por qué, si no habrían dejado pasar la oportunidad de vender? Tan sólo llegan al 70% de su valoración en balance inicial.
Otras de las claves, es su inusitada falta de vitalidad comercial. Lo podemos constatar, en los miles y miles de casos de posibles compradores, que si no fuera por el propio interés de éstos, todas esas ventas se perderían entre empleados y cargos medios y directivos que no se atreven a tomar decisiones, y que tan sólo se miran la tasación, de hace seis meses y sopesan si la oferta es buena o no, sin pensar en el mercado que tienen hoy. Lo hemos podido constatar en multitud de entidades. Como, al final no les afectará personalmente, realmente, en la mayoría de los casos. Prefieren no mojarse. “Que se moje otro”.
Hasta un 13% de morosidad antes del verano
Seguiremos con el maquillaje y luego se lo endiñamos a los “paganinis”: la gente que no puede decidir si quiere pagar o no. Ya está todo decidido. A todo esto, la morosidad sigue subiendo estos meses más de un 2,5% de promedio, aunque quieran esconderlo de muchas maneras, y nos iremos hasta el 13% o 14% antes del verano. ¡Y con los datos maquillados!
Y encima otro problema se cierne para la colocación de estos activos. Los impuestos. La otra gran clave. ¿Cómo piensan salvar esta subida? Pues con más descuentos. Con la subida de impuestos, y la anulación de las exenciones sobre la primera vivienda, todavía se torna más difícil, que estas entidades o ese “banco malo”, pueda sin hacer elevados descuentos liquidar, ese gran número de activos.
Y llegaremos a lo que anunciamos a una media de un 80% de descuento en la valoración. Todo esto es como aquel bote lleno de agujeros que quieres tapar con las manos, mientras se hunde. La realidad se impone, y sanciona la ineptitud o demuestra la falta de honestidad. Lo dejamos a vuestro criterio.
Excelente artículo.