Las ofertas actuales que aparecieron últimamente en el mercado han llevado nuevamente a los depósitos a encabezar las preferencias de los españoles en cuanto a los productos de menor riesgo. Ya les comentabamos que su archirrival, las cuentas remuneradas habían perdido cierto terreno ya que los tipos de interés que estaban ofreciendo parecían menos atractivos.
Sin embargo, los depósitos de alta rentabilidad tienen desde hace un tiempo un nuevo competidor, los seguros de vida-ahorro.
Estos productos han desembarcado en esta guerra de pasivo con ofertas tentadoras, ya que a diferencia de las imposiciones a plazo fijo, son pólizas que aseguran la vida del titular.
Esto quiere decir, que traen consigo, en caso de la muerte del asegurado, el cobro del monto estipulado en la póliza, por lo tanto esto es un seguro de vida que ofrece una rentabilidad.
Por ejemplo, ofrecen:
- seguro de vida que genera un ahorro a medio-largo plazo
- flexibilidad a la hora de establecer la periodicidad y cuantía de las aportaciones
- posibilidad de establecer primas periódicas (mensuales, trimestrales, semestrales y anuales)
- posibilidad de realizar aportaciones extraordinarias, o realizar una prima única
- recuperación del ahorro en cualquier momento
- en caso de fallecimiento del tiular, los beneficiarios designados reciben el ahorro acumulado hasta ese momento, más el capital asegurado por fallecimiento
En los últimos tiempos, estos productos se han diversificado y ofrecen alternativas parecidas a los depósitos estructurados, ya que combinan una porción de rentabilidad fija y otra variable.
En cuanto a la fiscalidad de los Seguros de Vida-Ahorro, tributan en:
- El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
- En el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, en el caso de fallecimiento del contratante.
- En el Impuesto sobre el Patrimonio, caso de que se encuentre en situación de presentar declaración por este tipo de impuesto.
Sin lugar a dudas son una alternativa muy interesante que pueden competir con los mejores depósitos, aunque los más conservadores sigan inclinandose por las imposiciones a plazo fijo.