Muchas veces me ha pasado el toparme con algunos colegas que han ahorrado suficiente dinero como para iniciar un emprendimiento, y caen en la duda de si seguir ahorrando o realmente lanzarse en el mundo de independencia empresarial.
Cuando estas cosas ocurren, me da pena, porque veo a la gente matándose juntando sus euros día a día, para luego, decir ¿Y ahora qué? ¿Para qué sigo guardando dinero si no sé para qué lo quiero?
Ahí está el primer problema, ahorrar sin motivo alguno. El consejo madre para todo ahorrista o inversor, es que junten dinero con un fin determinado, porque van a caer en la duda y el miedo a arriesgarlo sin premeditación, y de seguro les saldrá mal porque no estaba lo suficientemente bien planeado.
Ahora bien, lo primero que hay que hacer es sacarse de la cabeza de que los empresarios son gente con millones y millones de euros en sus bolsillos, que inician mega empresas y siempre les va bien, porque no es así. Según Wikipedia: “se denomina emprendedor a aquella persona que enfrenta con resolución acciones difíciles. Sin embargo, en economía, negocios, finanzas, tiene el sentido más específico de ser aquel individuo que esta dispuesto a asumir un riesgo económico. Desde este punto de vista el término se refiere a quien identifica una oportunidad y organiza los recursos necesarios para ponerla en marcha”.
Aquí nunca dice que el empresario es una persona con mucho dinero, y tampoco que al tener la empresa hay que asociarlo con vivir sin trabajar, como muchos de los que me consultan creen. Un empresario es todo aquel que arriesga lo que tiene por algo más, y para vivir mejor, y que, claramente, puede fallar pero se levantará y volverá a empezar.
Muchas veces todos tomamos el puesto de empresario en nuestras vidas y generamos cambios… Cuando nos mudamos de hogar, cuando “decidimos” tener hijos, cuando nos casamos, cambiamos de coche, contratamos un servicio nuevo, y por qué no cuando guardamos dinero en un banco (si vivieran en un país como el mío, poner el dinero en el banco es todo un riesgo).
Entonces, lo ideal cuando se empieza a tener edad de ahorrar dinero, porque nuestro sueldo es bueno y constante, es prever (en caso de algún día querer independizarse del patrón o bien tener un negocio paralelo a su trabajo asalariado) qué le gustaría hacer más adelante, y en qué invertiría su dinero que no sean productos financieros, tratando de evaluar riesgos y rentabilidades posibles, contemplando épocas de vacas gordas y flacas.
Ejemplos en el mundo hay muchos, y demasiado extravagantes algunos en mi opinión. En Islandia, durante el año 2008, sumida en la agonía del épico colapso económico, Lukka Palsdottir montó desde cero HaPP, un catering saludable en Reykiavik, desde la cocina de su casa. Hoy, HaPP es una empresa con dos docenas de empleados llevando la salud a empresas, escuelas y hogares de Islandia.
A lo que voy es que, no tenemos que ser como Bill Gates, Steve Jobs, Henry Ford u otros que dan una imagen soberbia sobre el empresariado general. Cualquiera con algo de visión y que se de cuenta de lo que el vecino necesita, podrá emprender. Mi consejo ahora es, no dudar. Muchas veces la necesidad está al alcance de nuestra mano, sólo piense en cuántas cosas del día a día podrían hacerse mejor. Empezar por allí no es mal camino, porque la mayoría de las empresas buscan mejorar las cosas actuales para que sean más simples en un futuro.
No existe la receta para conseguir ser el tipo de emprendedor “adecuado”, y claramente, no piense en que nunca va a llegar a ser como la mítica imagen del fundador de Apple; porque realmente, no es necesario para tener éxito y vivir bien.