Que se casen, pero que no lo llamen “matrimonio”, clamaba Rajoy cuando se refería a las uniones entre dos personas del mismo sexo. Que intervengan a España, pero que nadie diga que la han rescatado, dirá ahora. You say tomato, I say bail out. Pues bien: aquí les propongo pensar la intervención de España, el rescate al país, en clave de capitulación (del gobierno), de humillación (al país) y de purificación o cathársis (de todos, en plan teatro total). Elijan la que más les guste, propongan una alternativa pero, ¡por Dios!, hagan un esfuerzo por no cambiarle el nombre -por no permitir que se lo cambien. Por Andrés González, analisata de Financial Red.
Capitulación
Recientemente, el gobierno de Mariano Rajoy se vio obligado a reconocer públicamente su impotencia, así como el fracaso de su política económica y, con ello, también el de esa España fantasma y hueca del rimbombante “milagro español“.
Hace años que un desenlace como este era previsible. Aunque dentro y fuera de España la mayoría de analistas se fijaba en las dificultades que presentaban las cuentas públicas, algunos no hemos dejado de insistir en que el gran agujero estaba (y está) en el sistema financiero, y en que donde había que aplicar el bisturí era en el obsceno saqueo que se estaba produciendo en la banca o, mejor dicho, en la banca privada del PP, PSOE, IU, sindicatos y patronal: las cajas de ahorro.
Con la petición de auxilio, España reconoce que no puede recapitalizar la banca y, a no mucho tardar, reconocerá que tampoco podrá refinanciar su monstruosa deuda (10 veces mayor que el capital).
Ya nadie en el mundo financiaba a entidades tan insolventes, y España no era capaz tampoco de sostenerlas por más tiempo. Ahora fondos europeos prestarán dinero al Estado (FROB) y éste a su vez se encargará de perderlo opacamente, como lleva haciendo desde hace 4 años de la mano primero del PSOE y, ahora, del PP. Una operación tan artificiosa y estéril como la torsión semántica con que lo expresó Carlos Herrera: se rescata a los bancos directamente a través del FROB.
Pero, aun smarriti como estamos en una amenazadora selva scura, puede vislumbrarse algún elemento positivo: se ha evitado por unos meses el colapso, aunque al no poco oneroso precio de haber cercenado toda esperanza de recuperación a medio plazo.
sí, en este deambular por páramos infernales, nuestro porvenir económico como país estará guiado, sí, pero en dirección a la desolación y el fracaso -nuestro destino: el último círculo del Averno. Por buscar otra analogía, aunque imposible eliminar ese toque truculento que es seña de identidad de este blog: nos aplican quimioterapia cuando lo que hubiéramos necesitado era extirpar quirúrgicamente las lesiones tumorales. ¿Y es esto un éxito?
Mariano Rajoy es un presidente amortizado, una víctima de su estrategia de “cuanto peor, mejor”, de su abulia y su connivencia con toda una red de jeques menores que desde hace décadas dotan a sus reinos de pompa, corte y banca (caja), y de su correspondiente red clientelar. Al menos, todos ellos están desde ayer más cerca del cadalso.
Humillación
Decía Rubalcaba en aquellos días de dolor de Marzo de 2004, y antes de formar parte del gobierno que negó la crisis y generó con sus socios populares el agujero bancario que hoy nos lleva a implorar el rescate, que “los españoles merecemos un gobierno que no nos mienta“. Quizá no sea cierto que no nos lo merezcamos, y que también en eso mintió Rubalcaba; quizá el lenitivo del autoengaño sea demasiado placentero para rehusarlo; quizá no nos crea capaces de asumir nuestra realidad pero… Pero lo cierto es que el gobierno, otro gobierno, nos ha vuelta a mentir. Con tozudos eufemismos, fugaces desmentidos, eslóganes tibios y frívolos pronósticos, la política de comunicación del gobierno sigue poniendo de manifiesto su concepción parvularia de la ciudadanía española.
Las falacias de Rajoy en su inesperada comparecencia antes del partido (¡cómo lo ha gozado creyéndose con el problema ya resuelto!) son propias de alguien desorientado, exhausto, sobrepasado, alguien cuya mediocridad no le deja otro recurso que reaccionar con chulería a su frustración: tan sobrado que, de la presente coyuntura, lo que le “duele” es perderse un partido de tenis por tener un compromiso ineludible con los chicos del fútbol. Pero no nos engañemos: nada como un buen partido para celebrar el “éxito” de haber “forzado” que Europa financie a España. Sin embargo, es doloroso ver cómo nuestra inaudita capacidad para tragárnoslo todo se ha convertido en el extranjero en asunto de sainete y chiste ingenioso.
Y démonos por afortunados: más crueles podrían ser las chanzas si sus autores se asomaran a esa prensa mamporrera que se pierde el respeto a sí misma. Sin embargo, su mérito no es muy destacable: pese a las similitudes formales que a continuación pueden ustedes establecer, no creo que el propagandismo castizo equipare la sofisticación estética del soviético.
Imagen 2: Portada de La Razón “España despeja el rescate”
Imagen 3: “El Portero” Deineka, Museo de Kursk (1934)
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