En unos tiempos en los que la confianza del ciudadano medio en la banca no atraviesa su mejor momento, propuestas de atención a los clientes como la que propone Banco Mediolanum resultan un soplo de aire fresco: una manera diferente, cercana y mucho más eficaz para el usuario.
Estamos demasiado habituados en general a ofertas bancarias muy centrados en los productos, propuestas en las que parece que el producto es el eje básico sobre el que debe girar todo lo demás, sin embargo, es el usuario, el cliente, lo verdaderamente importante y así lo entiende Banco Mediolanum que muestra un modelo de relación con sus clientes muy distinto a lo que estamos habituados y tremendamente atractivo.
La entidad, además de poseer 40 centros de atención al cliente distribuidos por nuestro país, posee más de 7000 oficinas concertadas en las que el cliente puede realizar por ejemplo reintegros de efectivo e ingresos de efectivo y cheques en todo el ámbito nacional, a partir de la red de oficinas tanto de Banco Santander como de BBVA; es decir, se mantiene una operativa amplia e independiente de la localización geográfica.
Los modelos de conexión del usuario con la entidad son totalmente abiertos, van desde la posibilidad offline que ya hemos visto hasta, por supuesto, la operativa a través de Internet, pasando por cooperativas telefónicas, apps… en definitiva todo tipo de herramientas para que el usuario se sienta conectado y atendido en todo momento.
Un ejemplo muy bueno de todo esto es la opción del consultor de Banca Personal. Esta es una figura que la entidad pone a disposición de los clientes, lo que se define como rostro humano del banco y que se personifican un experto de confianza formado y puesto al día, preparado y continua formación dispuesto a reunirse en cualquier momento con el cliente incluso en su casa, para explicar de manera clara la oferta de productos y servicios pero siempre ajustada a la necesidad real de cada cliente.
Es una figura verdaderamente interesante que puede ayudar al usuario cuestiones tan importantes como poseer una visión global de sus necesidades financieras, acertar en las soluciones y las herramientas en cada momento y por supuesto aportar una opinión profesional y especializada ante la toma de decisiones relacionadas con nuestras finanzas personales.
Una manera distinta y muy positiva de entender la relación entre el banco y el cliente.