Cayó hace unos meses Grecia, envuelta en una crisis económica y social sin precedentes y al borde del default de su deuda soberana. Cayó Irlanda hace unos pocos días cuando finalmente tuvo que pedir ayuda a Europa y a su Fondo de Rescate para no caer en desgracia a causa del fenomenal déficit de cuenta corriente del 32% del PBI.
Y eso no es todo. Lo que se viene es el Rescate a Portugal, que ya está sindicado como el próximo país a rescatar. El contagio está en su máxima expresion, y los ataques especulativos contra los países más débiles de la eurozona parece que no hace otra cosa que comenzar.
En este sentido, los ojos de los inversores y especuladores, luego de posarse en Grecia, Irlanda y Portugal, están sobre el miembro restante del Grupo PIGS: España.
Y aquí llegamos a un punto álgido. Estamos hablando de la novena economía del planeta, uno de los grandes países de la Eurozona y con un PBI mayor que los demás países rescatados. Por el tamaño de la economía, un Rescate de España traería aparejado una suma de dinero sin igual en la historia económica del mundo.
¿Será España el próximo país en ser rescatado? Por lo pronto, no son pocas las entidades financieras internacionales que apuestan por ello, como el Saxo Bank, que dice que a más tardar a mediados de 2011 España sería empujada a pedir un rescate financiero. Pero ese es un problema en la actual situación del Fondo Europeo de Rescate.
Resulta que el bendito Fondo de Rescate, por sus estatutos, está limitado ya que sólo pueden acogerse al mecanismo tres países al mismo tiempo, por lo que en caso de que lo solicitara Portugal, quedaría cerrado hasta que no se saliese alguno de los países. Y esa situación no está en los planes de ninguno.
La norma establece que si son más de tres los países que reciben ayuda al mismo tiempo, el fondo pierde la calificación AAA, con lo que el euro y el mercado de renta variable europeo se situarían bajo una fuerte presión bajista. Una nueva debacle bursátil estaría al caer si ello sucede.
Por otra parte, si España solicitase la ayuda, no alcanzaría el dinero del fondo -valuado en 700.000 millones de euros al principio de todo, del cual ya ha sido “colocado” una parte importante del mismo- para rescatar a una economía del tamaño de nuestro país.
¿Y que sucedería entonces? Si España llegase a necesitar ayuda -algo discutido hoy en día pero no descartado- se vería obligada a pactar una serie de acuerdos bilaterales con Alemania y Francia, las economías más ricas de la Eurozona, o incluso con países como Reino Unido y Estados Unidos, aunque estos últimos tienen suficientes problemas como para mirar hacia afuera de sus fronteras.
¿Quien queda entonces? Si, adivinó, los países emergentes. Concretamente, estamos hablando de los BRIC: Rusia, India, China y Brasil. Si tengo que apostar, diría que el gigante sudamericano y la principal economía asiática serán a quienes se les podrá pedir dinero, en una paradoja sin precedentes en la historia mundial: los países desarrollados solicitando ayuda a los países emergentes. Sin duda, un golpe al orgullo de muchos.
¿Como nos daremos cuenta que España necesitará ser rescatado? Según diversas consultoras internacionales, el umbral de riesgo país, aquel punto de no retorno donde la situación se tornaría insostenible, se ubica en torno de los 650 puntos básicos. Esto es, cuando los bonos españoles abonen una rentabilidad 6,5% superior a los bonos alemanes.
Actualmente, el riesgo país se sitúa en 257 puntos y se encuentra en plena alza, debido a los problemas de Irlanda y Portugal. Pero los que viven en España tendrán otros indicios de la crisis.
Un eventual rescate a España traerá aparejado, sin lugar a dudas, un gran ajuste que terminará de deprimir a la economía española. Las exigencias de este tipo de rescate son generalmente muy dolorosas para la población; si se tiene alguna duda, recuerde lo que vivieron y aun viven los griegos. O pregúntenle a los irlandeses que les sucederá en unas semanas.
El ajuste se verá en todas las ramas de la economía: alza de impuestos o reducción de deducciones, congelamiento de sueldos, remuneraciones y pensiones estatales, quita de ayudas y subsidios sociales, reformas en los sistemas de pensiones, etc. Como no puede ser de otra manera, y tal cual sucedió en Grecia e Irlanda, estas medidas antipáticas pondrán en apuro a los Gobiernos, pudiendose forzar su salida.
¿Esa será la solución? Por supuesto que no. Sea quien sea quien esté manejando la economía, no tendrá mucho lugar para la negociación. Son varios años ya desde el comienzo de la crisis y son muchas las variables que están poniendo en jaque a la economía española: el paro, el parate inmobiliario y la crisis bancaria son los puntales de una situación que se acerca al punto de ebullición.
Lo cierto que no son pocos los fondos de inversión y los invesores privados que están comprando cobertura contra la deuda española en precios cada vez más altos (los famosos CDS). Y ya saben que sucede si el pánico se generaliza: todos venden y los mercados se derrumban.
Las apuestas ya se están materializando. Las principales apuestas son contra el euro y contra la deuda soberana de Irlanda, Grecia y Portugal. La tormenta no ha llegado aún a los bonos españoles (solo son algunos chubascos), pero si Portugal es rescatado, la mira de todos estará sobre España. Y allí, muchos dicen que en el primer trimestre de 2011 podremos tener novedades. La razón de ello es, simplemente gastar más de lo que se tiene.
España ha incrementado su déficit presupuestario, financiado con un alto endeudamiento pero con un serio riesgo: cuanto mayor es la deuda, más se acerca el final de esta estrategia. El crédito soberano de España entraña muchos más riesgos de lo que se piensa, ya que a este ritmo de los acontecimientos, es muy probable que España no pueda vender la deuda que necesita para financiar sus déficit.
Allí será el momento del ajuste y del rescate. Y si España es rescatada, el final del euro estará a la vuelta de la esquina…