Guerra abierta en el mercado hipotecario

Que los bancos se han convertido en las principales inmobiliarias del país no es ya ninguna novedad. Las principales entidades financieras del país acumulan increíbles stock de viviendas heradados de las inmbiliairias en quiebra y que están poniendo en venta cada vez con mayores descuentos. El problema es que los ahorradores no terminan de creerse que haya llegado el momento de invertir en vivienda. De hecho, hay informes que estiman que todavía resta una caída cercana al 20% en este sector.

Todavía son pocos los que se plantean de verdad la compra de una vivienda y los que lo hacen se topan con el problema de la financiación. El mercado cuenta con ofertas atractivas -sólo hace falta un vistazo por el comprarador de hipotecas HipoListo para comprobarlo- pero que a la hora de la verdad están al alzance de muy pocos y sólo para pisos concretos. Era algo que se vénía venir como uno de los inconvenientes de que los bancos tengan que vender pisos: al final la guerra en el mecado no sólo se limita al precio del inmueble sino también a su financiación.

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Casi ninguna entidad reconocerá oficialmente este tipo de políticas, pero basta con visitar una sucursal al azar para confirmarlo. Dentro de esta línea, aunque con ciertos matices, se puede incluir el recien presentado Compromiso Vivienda de Bancaja. En este caso no se trata de un préstamo en condiciones especiales para comprar los pisos de la caja de ahorro, sino de condicines preferentes para quienes compren un piso a los promotores a los que la entidad ha dejado dinero para edificar casas. En el fondo es una estrategia parecida, sólo que intenta adelantarse al impago. Es decir, la entidad ayuda a que sus deudores vendan pisos y evita así problemas de impago y tener que ser ella quien se quede con esas viviendas.

Las condiciones del Compromiso Vivienda de Bancaja son cuanto menos impactantes: un crédito hipotecario parala compra de vivienda que aplaza los tres primeros años cualquier pago, de tal forma que el comprador no pagará ni intereses ni amortizará capital, lo que lo convierte en una periodo de carencia muy especial. En la práctica, supone restar tres años de intereses a la hipoteca, una cantidad de dinero muy considerable. Además, plantea plazos de amortización de hasta 50 años.

Ahora sólo hace falta saber si el resto de entidades seguirá en esta línea, que por otra parte no deja de ser una vuelta de tuerca más a la barra libre de deuda que las cajas han practicado durante los últimos años. Los tres años de carencia sin intereses y el palzo de amortización hacen que prácticamente todo el mundo sea ‘elegible’ para hipotecarse y puede hacer que muchos incluso se planteen adquirir un inmueble porque ahora pueden hacerlo, cuando lo importante es plantearse si realmente es el mejor momento…

Imagen –Flickr

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