Todos aquellos que son propietarios de bienes inmuebles, ya sean de viviendas, locales, garajes o terrenos, tienen la obligación de pagar anualmente el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) correspondiente a su municipio.
Este impuesto es una de las principales fuentes de ingresos de los ayuntamientos y su importación varía en función de la localidad. En la actualidad, muchas familias se ven obligadas a aplazar o incluso renunciar al pago del IBI debido a la precaria situación económica en la que se encuentran.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el impago del IBI conlleva graves consecuencias, desde el aumento de la deuda con intereses, sanciones o recargos, hasta el embargo de bienes, incluyendo la propia vivienda.
En qué consiste el IBI
El IBI es un impuesto que recae sobre los bienes inmuebles situados en un término municipal y que deben pagar anualmente sus propietarios. Este tributo se considera directo, real, objetivo y periódico, y grava tanto la propiedad como la titularidad de derechos reales de usufructo, superficie o concesión administrativa.
Se aplica a todo tipo de inmuebles, como viviendas, locales, terrenos o garajes, y su gestión y recaudación corresponden al ayuntamiento de la localidad en cuestión. El impago del IBI puede tener graves consecuencias, como el aumento de la deuda por intereses, sanciones o recargos, e incluso el embargo de bienes, incluyendo la propia vivienda.
El IBI grava el valor de la titularidad y otros derechos que recaen sobre cualquier bien inmueble, ya sea urbano, rústico o de características especiales. La clasificación de los bienes se establece según su naturaleza y se recurre al catastro para determinar la base imponible del impuesto, que se calcula aplicando un porcentaje sobre el valor catastral del inmueble. Además, el catastro también sirve como fuente de[…]Leer noticia completa en la fuente original