El doctor llama a los familiares y les explica, señores, el paciente está con asistencia respiratoria, ya no lo hace por sus propios medios. Esta es la historia de las cajas de ahorro, su actualidad, y su futuro ya no es como las entendíamos hasta ahora.
Está viviendo sus últimos meses de vida, entonces poco resta para que en su lápida quede estampado el QEPD. A partir de este año, y sobre todo en 2012 tendremos un sistema financiero español mucho más concentrado, lo cual no quiere decir que sea más justo.
Es la historia de la economía de las últimas décadas, los negocios se cierran entre pocos, y sobreviven los más fuertes, a merced de aquellos viejos intentos regionales que poco a poco fallecen, en una lenta agonía que estaba marcada, pero que desde 2008 viene ingresando a cuidados intensivos con pocas chances de mejoría.
Ahora el médico le ha recetado una nueva medicación, un poco más fuerte, y sin morfina, el Banco de España junto al Gobierno han empezado a quitarles el respirador artificial y tienen en carpeta nuevos estudios que estiman un final poco feliz.
La situación es clara, hasta hace algunos meses el árbol genealógico de las cajas de ahorro estaba compuesto por unos 45 miembros, desde que la enfermedad llamada «crisis» se expandió, el contagio fue tan fuerte que muchas no resistieron, y tuvieron que ser trasplantadas porque solas no resistían, ese fue el caso del paciente Caja Castilla La Mancha que tuvo que recurrir por la fuerza a una operación, que ahora le permite vivir con otro integrante que goza de buena salud, BBK.
Como estos casos, tenemos varios, miembros de una familia que no gozan de buena salud, para colmo ahora les han detectado a 8 de ellas una insuficiencia llamada «solvencia» y tienen que someterse a todo tipo de pruebas para ver si pueden sobrevivir. Entonces la familia se reduce.
Los doctores han salido nuevamente a dar su parte del día, ahora son más drásticos, los estudios son lapidarios, quedarán solo diez miembros de esta familia, y muchos ya se han dado cuenta que la agonía es dolorosa, pero inevitable, es que el cigarrillo mata, y la cajetilla lo dice bien claro, pero siempre pensamos que somos inmortales.
Y bueno…, deberemos acostumbrarnos a vivir así, es la vida que nos toca, pero no es un castigo de Dios ni mucho menos, nos pasa por necios, por no leer el consejo que nos avisaba que fumar era nocivo para la salud.
Ahora nos quedan menos cajas, pero tal vez eso no sea tan malo, porque la cantidad no hace a la calidad, sin embargo ha vuelto el doctor, nos ha prometido novedades, pero para más adelante. Volveremos más tarde cuando sea el momento de escuchar el veredicto final sobre si sobrevivirán o pasarán hacia otra vida, mientras a lo lejos veo venir a un cura… ¿qué querrá decir eso?