En poco tiempo llega el verano, pero la primavera suele ser la época del año donde empezamos a pensar donde pasaremos nuestros días de vacaciones. Lo cierto es que la crisis ha golpeado duramente no solo a los comercios vinculados con el sector del turismo, sino que la mayoría de la ciudadanía ha tenido que restringir sus gastos para llegar a finales de mes.
La evolución del IPC, pero por sobre todos los males, la tasa de paro que sigue en niveles históricos (para mal) ha llevado a muchos españoles a relegar sus vacaciones por falta de dinero.
Sin embargo, y a pesar que solemos decir que un viaje de placer es una inversión y no un gasto, el tema no radica en quienes no pueden darse ese lujo, sino en quienes si han podido guardar a lo largo del año unos cuantos euros. Entonces ¿Cual es el problema?
La crisis ha dejado un enseñanza en muchos sobre el valor del empleo y los salarios. Antes, en medio del boom inmobiliario, lo que sobraban eran ofertas de trabajo y el dinero lo derrochabamos porque viviamos en una burbuja, sin embargo, ahora cada euro cuesta, y vale más que el número que tiene estampado el papel, porque empezamos a tener en cuenta el sacrificio que nos ha implicado conseguirlo.
Entonces llega la hora de programar el descanso y empezamos a pensar si conviene gastarlo todo, y más también, porque volvemos endeudados con la tarjeta «en rojo», y hasta pedimos algún crédito para terminar de pagarlo, o nos guardamos esos euros, nos quedamos en casa y lo invertimos por alli y así sacarle algo de jugo.
Frente a esta dicotomia no hay una única respuesta, es más, dependerá de cada uno pero puede tener un punto medio de negociación. Si tenemos una cierta cantidad guardada, en lugar de gastar todo y volver con las manos vacias podemos viajar o menos tiempo o por el mismo plazo pero más cerca.
Si acostumbramos a descansar en hoteles de categoría media-alta, podemos bajar las pretenciones, pagar menos y destinar ese dinero o bien para quedarnos algunos días más o para hacer algo extra que estaba fuera de nuestros planes.
Si nos gusta viajar en avión, pero el destino permite hacerlo por carretara, también podemos utilizar ese medio (analizar los costos por el precio de la gasolina), o buscar fechas donde por los mismo paguemos un monto menor.
Pero también están los que piensan que las vacaciones no son tan necesarias, y prefieren quedarse en casa o tomarse los fines de semana como descanso, y utilizar ese dinero para invertirlo en productos financieros y conseguir algo más para el futuro.
Quienes deciden hacerlo son ahorradores medios (nada de bolsa o productos de especulación) buscan rentabilidad fija como depósitos bancarios o cuentas remuneradas. Pero con tipos bajos, a pesar de la guerra de pasivo 2011, ¿se justifica destinar el dinero de las vacaciones a una oferta de ahorro?
Es cuestión de cada familia, muchos en vez de rentabilizar sus ahorros prefiere destinarlo a adelantar pagos de la hipoteca, o buscan financiación para cambiar el coche, y esa es otra opción.
En fin cada familia es un mundo, y cada bolsillo es conciente de su realidad, pero tome la decisión que más se adecue a su realidad, y no se engañe, un presupuesto serio puede evitarle un mal trago.