El 28 de diciembre de 2007, día de los inocentes, Inmobiliaria Colonial saltaba por los aires. Ese día dimitía su presidente Luis Portillo, definitivamente desaparecido en combate por culpa de un endeudamiento tan brutal como insostenible. Su caída arrastró al resto del sector, en un efecto dominó sin precedente.
Por lo tanto, hace tres años se certificaba la defunción del sector inmobiliario en bolsa, que había emprendido un camino sin retorno ocho meses antes, cuando Astroc, el gran icono de la burbuja, se derrumbó en bolsa y abrió los ojos a los españoles: el modelo de crecimiento salvaje del ladrillo español tenía los pies de barro.
Más de 1.000 días después, el sector inmobiliario sigue convertido en una sombra en bolsa. El viernes pasado, Reyal Urbis perdió un 8,7%, Colonial un 8,5% Quabit un 5,15% y Metrovacesa un 2,11%. Sólo Realia –que repitió cambio- y Renta Corporación –con un mínimo avance- se salvaron de la quema.
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