Durante el año 2013, el coste de la vida en España se encareció un 0,3%. Es la tasa más baja que se ha registrado según datos del INE. Esto es así porque España está en una situación de depresión del consumo, y por ser así el precio de los productos de a cesta de los españoles tiene que ajustarse. Es lo que llamamos el mercado de oferta y demanda.
Las políticas de nuestros gobiernos durante la crisis, es decir, subidas de impuestos, tasas, congelación de salarios y precios regulados, han elevado considerablemente la inflación, muy por encima del que hubiera sido su nivel normal a día de hoy. Es posible que vayamos a pasar por un estancamiento de los precios en España, ya que el consumo de los hogares sigue siendo bajo.
Según un estudio de Barclays, se augura una congelación de precios en España durante los años 2014 y 2015, con una evolución de 0,2 y 0,0% respectivamente.
Así lo ha entendido el servicio de estudios de Barclays que en su último informe global de previsiones, augura una congelación total de los precios en España durante los próximos dos años, con una evolución que sería de un inapreciable 0,2% en 2014 y del 0,0% en 2015.
Ventajas e inconvenientes
¿Qué consecuencias tendría para España esta congelación de precios?
Positivas
Los salarios dejarían de perder poder adquisitivo. Según una estimación realizada por UGT a partir de datos del INE, en los últimos tres años los sueldos han perdido un 6,5% de poder de compra. Y esto se refiere naturalmente a los que han podido mantener su empleo. Esto facilitaría la política de contención salarial de las empresas, además del control de sus costes laborales y su competitividad a nivel europeo.
También destacaríamos la reactivación del consumo de los hogares. También aplicable a las pensiones públicas, uno de los factores que más está afectando al presupuesto público.
Negativas
La devolución de las deudas pendientes, sería algo complicado. Según un estudio realizado por ESADE, generalmente los procesos de desendeudamiento se han resuelto de forma pasiva: en un 75% gracias al efecto de la inflación y en un 25% gracias al crecimiento real de la economía.
El que España no tenga inflación sobre la deuda es que al crecer menos el PIB, el ratio deuda pública/PIB se incrementaría. Además, si uno está pagando un crédito con un tipo de interés del 2,5% en un contexto de inflación del 2% el esfuerzo real sería del 0,5%, pero con una inflación del 0%, no sería igual.
Si la inflación es muy baja y no hay crecimiento de las rentas reales, la única forma de reducir la deuda es mediante su amortización, algo que ralentiza y dificulta el proceso, provocando más efectos negativos sobre la economía.