Moody’s, Fitch y Standard & Poor’s están perdiendo fuerza en el mercado. Al menos, eso es lo que piensan los expertos, que aseguran que las tres grandes agencias de rating -que se dedican a medir los riesgos de países y empresas– ya no cuentan con el factor sorpresa a la hora de tomar y hacer públicas sus decisiones.
“El mercado es el soberano. Es el primero en descontar todas las noticias y va muy por delante de los organismos internacionales, incluidas las agencias de rating”, explica Leonardo Lara, gestor de renta variable de Metagestión.
Este anticipo deja al mercado en un escenario muy distinto al que vivió hace apenas seis meses. Entonces, las decisiones de las agencias de calificación provocaron auténticos terremotos, tanto en el mercado de deuda como en las bolsas de toda Europa. La quiebra de la economía griega y su posible contagio a los países periféricos continentales -incluida España- pusieron sobre la mesa un panorama muy negativo, tanto que ahora nada parece sobresaltar al señor mercado.
En esta línea, Enrique Borrajeros, socio director de Abante Asesores, asegura que “la pérdida de peso de las agencias va ligada a que el mercado ya ha descontado escenarios muy negativos durante meses y ahora pocas cosas le pueden sorprender. Por eso las agencias están en un periodo de cuarentena y están siendo puestas en entredicho”. Mientras, la directora de análisis de Renta 4, Natalia Aguirre, cree al respecto que «últimamente sus decisiones llegan tarde… Van varios pasos por detrás del mercado”.
A ninguno de los expertos les faltan razones para sostener sus argumentos. Ayer, la agencia Fitch anunció una reducción de la nota de la deuda de Irlanda, a la que estableció una perspectiva negativa -es decir, que la agencia cree que su deuda ha bajado de calidad y no descarta volver a rebajar su calificación-. Por si fuera poco, el país periférico recibió una advertencia de otra agencia: Moody’s puso bajo revisión a los bancos irlandeses. Sin embargo, a pesar de que las noticias no fueron nada alentadoras, el mercado ni siquiera se inmutó.
Prueba de ello es que el diferencial entre los bonos irlandeses a diez años y los alemanes -es decir, la prima de riesgo- apenas se amplió tras conocer ambas decisiones. Según los datos de Bloomberg, el spread irlandés –el nombre técnico del diferencial-, repuntó un escaso 3,5% durante toda la jornada, desde los 410 puntos básicos del cierre del martes hasta los 424 puntos básicos de ayer. A pesar de la subida, este registro está lejos de batir un nuevo máximo histórico -que actualmente se sitúa en 449 puntos básicos-.
Pero hay más ejemplos recientes de que el mercado ignora los ultimátum de las agencias. La semana pasada, sin ir más lejos, Moody’s quitó a la deuda española la triple A (la calificación más elevada que pueden otorgar estos organismos), y el mercado recibió la noticia con aplausos. El motivo es que ya sabía, desde hacía tiempo, que la deuda española no debía tener una matrícula de honor.
Sin embargo, que las agencias de rating hayan perdido credibilidad no significa que su opinión no cuente para nada. Según Metagestión, “Moody’s, S&P y Fitch son agencias independientes. Incluso me atrevería a decir que, a veces, son organismos interesados, así que su opinión no puede tomarse al pie de la letra. No hay que volverse loco con sus decisiones. Pero, aún así, hay que seguirlas”.
En cualquier caso, las agencias de rating también tienen parte de razón, porque Europa tampoco está para tirar cohetes. Es más, los expertos no descartan nuevos repuntes de la crisis de deuda soberana en los próximos meses. Que se produzcan o no, dependerá de que los países cumplan con los planes de ajuste que se han marcado –como en el caso de España o Portugal- y de que los que se presenten satisfagan las expectativas del mercado –como le ocurrirá a Irlanda, que presentará un recorte adicional en noviembre-.