El dinero se está moviendo. Y no poco. Desde que empezó 2025, hay una tendencia muy clara entre quienes tienen algo que invertir: están buscando productos estables, predecibles y seguros, que no les pongan en un susto cada vez que abren la app del banco. Y eso ha disparado las entradas de capital hacia los fondos monetarios y los fondos de bonos europeos. No es casualidad, y tampoco algo menor.
Solo en la primera semana de junio, los fondos monetarios globales captaron cifras récord. ¿Por qué? Porque los grandes, y también los pequeños inversores, están empezando a dar por hecho que la incertidumbre va para largo. Entre tipos que ya no suben, bolsas que no acaban de tirar y tensiones geopolíticas, lo que muchos buscan es mantener su dinero a salvo sin renunciar del todo a una pequeña rentabilidad.
Europa gana protagonismo en plena rotación de carteras
En lo que va de año, los fondos europeos están atrayendo más capital que los estadounidenses, algo que no pasaba con esta intensidad desde hace tiempo. Y es significativo. No hablamos de movimientos técnicos o de especuladores de corto plazo. Es una rotación de carteras de fondo, pensada para protegerse y encontrar valor en un entorno de tipos normalizados y crecimiento moderado.
Los datos están ahí: los fondos monetarios están volviendo a brillar, con rentabilidades que, sin ser espectaculares, sí resultan más atractivas que tener el dinero parado. Y no son solo ellos. Los fondos de bonos de corta duración, los corporativos de grado de inversión, incluso algunos productos ligados a deuda pública europea… todos han empezado a ganar protagonismo.
La razón es sencilla: Europa se percibe ahora como más estable, con cierta coordinación fiscal, bancos centrales menos agresivos que la Fed y oportunidades en activos menos expuestos a[…]Leer noticia completa en la fuente original