Quedan apenas unas horas para que se apruebe en España la creación de un «Banco malo». La solución impuesta por Europa, parece ser ahora del gusto de todos, pero hasta hace poco no gustaba a nadie como se puede ver en un rápido repaso por la hemeroteca.
A finales de 2011, Emilio Botín, presidente del Banco Santander se oponía a esta solución (Ver articulo en Cinco Días) porque «costaría dinero al contribuyente y no reactivaría el crédito». BBVA, y La Caixa también se manifestaron en contra de esa propuesta. Un banco malo que agrupe a todo el sector no permite diferenciar a las entidades que lo han hecho bien de las que lo han hecho mal, se quejaban unos días antes de las Elecciones generales de 2011.
El propio Mariano Rajoy, días antes de su llegada al poder. El 17 de noviembre aseguró en una entrevista en la cadena Ser, «No soy partidario de crear un banco malo, sino de la agrupación de entidades financieras». A pesar de que la propuesta iba en su programa electoral, con la idea de hacer un vehículo financiero similar al Irlandés.
La patronal de la banca, la Asociación de Banca de España, también manifestó a finales del año pasado sus reticencias al banco malo. Sin oponerse directamente a su creación, sí precisó que las ayudas no podrían ir a una entidad directamente, sino al sistema. «La entidad que reciba ayuda tiene que ser absorbida por otra entidad que por su capacidad y buena gestión ayude a la viabilidad futura de ésta», advertía en diciembre de 2011 el secretario general de la Asociación Española de Banca (AEB), Pedro Pablo Villasante.
¿Por qué tantas reticencias?
La experiencia de los bancos malos tiene muchas luces y sombras, según el país y la fórmula en que se articule.
La catástrofe del Fobaproa, Mexicano
En los años 90 del siglo pasado México puso en marcha el Fobaproa, una especie de fondo de contingencia financiero que con la crisis de los 90 y el llamado efecto tequila tuvo que actuar como banco malo quedándose con las principales entidades financieras del país ahogadas por problemas de liquidez. El estado asegura que 15 años después se consiguió recuperar todo lo aportado y la banca se recuperó lo suficiente como para recomprar sus acciones al Estado. No todos están de acuerdo, y fuertes críticas rodean la actividad de esta entidad como se puede apreciar en este reportaje realizado por los compañeros Financialred México.
Suecia, tal vez el mejor modelo
Desde el comienzo de esta crisis han sido muchos los expertos que han recurrido al modelo de Suecia para resolver la crisis financiera con las soluciones que aplicó este país nórdico en los años 90. Su banco malo se creó para absorber los activos tóxicos de dos de sus principales entidades financieras, Gotabank y Nordbanken, que acabaron dando beneficios, en parte porque la situación económica global era buena y en parte porque contaron con cerca de cinco años para liquidar esos activos. La clave de su éxito fue que además tomó el control directo de las acciones de los bancos rescatados eso le permitió recuperar lo invertido tras finalizar la crisis.
Irlanda, errores de base subsanados con el tiempo
En septiembre de 2009 se creó en Irlanda el National Asset Management Agency (NAMA) para quedarse con las carteras inmobiliarias de los cinco grandes bancos del país, con un descuento importante sobre el valor nominal de los activos, en concreto el 50% del valor real. NAMA absorbió el equivalente a 50.000 millones de euros en activos malos (el 10% de los activos del sistema) y a cambio las cinco entidades recibieron deuda emitida por el NAMA con garantía estatal. Pero las cuentas estaban mal hechas y no fue suficiente. Las pérdidas en 2010 superaron los 1.270 millones de euros, pero en 2011 ya consiguió beneficios de 247 millones de euros. Su última decisión polémica ha sido ordenar las destrucción de algunas de las 1.850 urbanizaciones que se quedaron a medio hacer por el estallido de la burbuja inmobiliaria.