Con la creciente guerra de divisas, leemos repetidamente el término “facilitación cuantitativa“, para muchos desconocidos hasta ahora.
Nos pareció interesante revisar un poco de que va este concepto. La facilitación cuantitativa o quantitative easing es una estrategia utilizada para inundar el mercado de liquidez, para muchos reemplaza la criticada impresión de dinero de los distintos gobiernos.
Desde el estallido de la crisis el gobierno de Estados Unidos, y en especial el titular de la Reserva Federal Ben Bernanke, ha hecho uso de esta herramienta, que con el objetivo de aumentar la liquidez del sistema económico, efectuó compras masivas de títulos del Tesoro americano. Con esto se obtienen dos ventajas; se disminuye la deuda pública y se incrementa el dinero circulante, el que podrá ser usado para alentar el consumo. Pero paralelamente inundar el mercado de dólares, causa una devaluación del valor de cada dólar frente a otras divisas, cuyo volumen ha permanecido constante o que ha aumentado más lentamente.
Por otro lado, los inversionistas estadounidenses que venden bonos a la Reserva querrán diversificar los dólares, a través de inversiones en bonos extranjeros y valores en otra moneda, lo cual podría incrementar el valor de esas divisas.
Entre diciembre de 2008 y marzo de 2010, la Reserva Federal adquirió 1,7 billones de dólares en títulos ligados a préstamos hipotecarios y notas del Tesoro para evitar que la economía volviera a entrar en una fase de recesión. Y se ha anunciado nueva compra de títulos por 600.000 millones de dólares.
Si bien algunas economistas sostienen que esta política tiende a generar inflación, la Fed no está preocupada, dado los niveles actuales de los precios, los cuales están en caída libre, preocupados más bien, por una posible deflación.
Para muchos economistas el uso de la facilitación cuantitativa es en verdad una trampa de liquidez, quienes sostienen que el dinero será orientado a movimientos especulativos hacia los mercados de las economías emergentes con altos rendimientos, lo que podría crear peligrosas burbujas de activos en Asia, América Latina y otros lugares.
Las rondas sucesivas de facilitación cuantitativa equivaldrían a devaluar el dólar y, por lo tanto, a utilizar la inflación para eliminar las enormes deudas de los Estados Unidos y el impacto mundial de esta política monetaria ha empeorado el desequilibrio mundial, generando la ya famosa guerra de divisas.
Esto sucede porque, como dijimos, uno de los efectos de la facilitación cuantitativa es la repercusión en los tipos de cambio entre el dólar y otras divisas con un régimen de flotación cambiaria, donde el mayor volumen de dólares causa una devaluación del valor de cada dólar frente a otras divisas, cuyo volumen ha permanecido constante o que ha aumentado más lentamente.
Los inversionistas estadounidenses que venden bonos a la Reserva querrán diversificar los dólares que ésta les da. Una forma de diversificación es la compra de bonos extranjeros y valores lo cual aumentaría del valor de esas divisas.
Pero como China tiene una política cambiaria de convertibilidad rígida, las fuerzas del mercado que causan la apreciación de esas divisas no funcionan en el renminbi. Así, los inversionistas en los Estados Unidos y en otros países no pueden comprar renminbi ni bonos denominados en renminbi de la misma forma que pueden comprar otras divisas.
Por lo tanto, la política de facilitación cuantitativa de la Reserva podría acelerar la apreciación del renminbi, y para solucionar sus diferencias se espera que en Enero próximo en una reunión prevista entre Estados Unidos y China, se diriman sus diferencias. Aunque se sabe, ponerse de acuerdo, no implicará precisamente que todos ganemos. Estados Unidos acostumbrado a manejar con su poder económico la dirección de la economía mundial y a tener a todo el mundo de aliado, no ha logrado consensuar con China una política que le satisfaga y sobretodo lo beneficie, tal como históricamente lo ha hecho.