Cajasur, un ejemplo del peligro de las preferentes

Hace algo más de un año las entidades bancarias dieron con ‘la solución’ para paliar la sequía de ingresos: participaciones preferentes. En total, 15 entidades financieras colocaron más de 12.000 euros a través de estos activos pese a las advertencias de buena parte de la comunidad financiera en internet e incluso de la propia Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Ahora con el recrudecimiento de la crisis se ha confirmado el peor escenario posible para un inversor que hubiese comprado participaciones preferentes. Cajasur ha incurrido en el primer impago de unas participaciones preferentes que colocó a particulares en 2000. La caja andaluza, intervenida por el Banco de España y en pleno proceso de venta, ha comunicado a la CNMV que debido a las pérdidas registradas en 2009 no se podrá «satisfacer a los tenedores de las participaciones preferentes el dividendo correspondiente al próximo vencimiento de 30 de junio de 2010».

Cajasur debía abonar a los tenedores de estas participaciones preferentes un rendimiento de euribor a 3 meses más un 0,25% con el que había cumplido escrupulosamente hasta la fecha, incluido el primer trimestre del año, cuando su balance ya se encontraba en pérdidas.

En numerosas ocasiones se ha advertido del peligro de las participaciones preferentes, al ser un activo financiero perpetuo ligado generalmente a la consecución de beneficios e incluso de unos objetivos concretos por parte de sus emisores. Además, en caso de quiebra del banco, su lugar en el orden de prelación de crédito las sitúa por detrás de los acreedores comunes y subordinados, aunque justo por delante de las acciones ordinarias, y no se encuentran comprendidas dentro del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).

A finales del año pasado ya surgieron dudas acerca del pago de las participaciones preferentes de varias entidades con CCM a la cabeza, así como de varias empresas.

El ejemplo de Cajasur debe servir para que los ahorradores tomen conciencia de la necesidad de formarse en materia financiera y, sobre todo, de preguntar y preguntar en caso de tener dudas sobre como funciona un producto financiero y sus riesgos.

Imagen – Flickr

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