Cada trabajador necesita y se merece que alguien proteja sus derechos, sus condiciones laborales, le aconseje en determinados momentos qué hacer, cómo hacerlo etcétera. Es decir, tener un Pepito Grillo que vele por él. Con esa finalidad nacieron los sindicatos durante la famosa Revolución Industrial ya que a los empresarios sólo les interesaba la máxima producción para obtener así la mayor cantidad posible de dinero dejando a un lado la dignidad laboral.
Por desgracia, esta buena iniciativa se ha desviado de su finalidad primaria y, en el caso de España, dichas agrupaciones han dejado de ser útiles. Pero veamos detalladamente las características de los sindicatos y hagamos después nuestros propios juicios. El mío es bastante directo, aunque puede que suene muy ácido.
¿Qué son y para qué sirven? Según la Wikipedia, pozo de sabiduría allá donde los haya, un Sindicato se define como «Organización integrada por trabajadores en defensa y promoción de sus intereses sociales, económicos y profesionales relacionados con su actividad laboral. Respecto al centro de producción (fábrica, taller, empresa) o al empleador con el que están relacionados contractualmente«.
Es decir, un grupo de personas que no tienen por qué trabajar en lo mismo que tú, las cuales te van a defender a capa y espada libre y voluntariamente. Actúan en nombre y por cuenta de los propios trabajadores y negocian por todos ellos. Y los acuerdos que alcanzan afectan a todos.
¿Cómo se subvencionan? En este gráfico podéis ver cuánto recibe (hasta Agosto del 2012) cada uno de los sindicatos en concepto de subvenciones por parte del Estado. En España hay distintos sindicatos y cada uno recibe su parte del pastel. Algunos demasiada. Esto da para hablar y hablar larga y tendidamente.
¿Quiénes son y por quiénes está compuesto? Los Sindicatos están unidos bajo la dirección de jefes que ellos mismos han escogido libremente entre los asociados. Los miembros pueden ser patrones o empleados, sin embargo los sindicatos que se volvieron inmortales para la historia fueron los de obreros, es decir, los que viven de un salario fijo y obedecen órdenes de un superior.
Dentro de esta organización están los famosos Liberados Sindicales. En este artículo vienen las características de este grupo de «trabajadores» en el cual lo exponen más diplomáticamente de lo que yo personalmente podría hacerlo. En resumen, son personas que cobran nómina de la empresa o administración pero trabajan para el sindicato.
¿Aspectos positivos? Cuando un trabajador tiene un problema con el empresario suelen responder por él y le apoyan en su defensa. También, y por qué no, los cursos de formación que imparten.
¿Aspectos negativos? Por dónde empezar…
El caso de España es, como se suele decir, «de traca». Tengo muy clara mi opinión al respecto: en España no sirven más que para crispar los ánimos. Estamos en crisis, ¿recordáis? Se están tomando medidas muy duras que incluso al Gobierno le está costando tomar porque Europa cada vez exige más y más. Bruselas es quien tiene la batuta y ellos son quienes exigen o imperan. No pretendo dar una imagen del BCE como si se tratara de un imperio maligno, ellos solo tratan de salvaguardar sus inversiones (e intereses, ojo).
En nuestro país, los sindicatos mayoristas, no voy a dar nombres… CCOO y UGT…, los que cobran sin dar un palo al agua, tienen la licencia o «patente» de convocar huelgas generales solo cuando a ellos les viene bien o porque tienen que hacer algo y hacer acto de presencia. Vamos, para que se les vea de vez en cuando.
El pasado sábado hubo una manifestación para quejarse contra los recortes que estaba haciendo el Gobierno, del PP. Por simple curiosidad estuve escuchando a quien bauticé como «Mister Rolex» alias Cándido Méndez, y la verdad es que me quedé perplejo. No dijo absolutamente nada. ¿Por qué? Porque no saben ni qué decir, ni qué hacer ni por qué están ahí. Lo único que quieren hacer es hacer acto de presencia y poder irse a casa rápidamente. Como buen político hizo gala de sus artes innatas de populismo y demagogo. ¡Bravo!
No voy a entrar en sentimentalismo, pero los ciudadanos que creen sentirse representados por algunos sindicatos, no lo están. Hay personas, peor aún, familias enteras que no tienen trabajo; ningún miembro. Eso sí que es duro, y lo que más puede indignarme es que no se ponen en su papel de tratar de encontrarles una solución y ayudarles como Dios manda. Las protestas son legítimas, por supuesto, pero también hay que proponer soluciones VIABLES y REALISTAS.
Hay que hablar alto y claro de las cosas y no pecar de incoherente o populista. Se les ha oído tropecientas mil veces que los miembros del Gobierno tienen que bajar se los salarios. De acuerdo, lo comparto, pero ¿y ellos? Queréis saber unos datos curiosos?
CC.OO. recibió de subvención 6.385.578,58 euros y 1.123.854 euros por estar en los órganos consultivos del ministerio de Trabajo. Total: 7,5 millones de euros. UGT recibió una subvención fue de 6.121.927,05 más 1.255.716 por estar en los órganos consultivos. Total: 7,4 millones de euros. Si a eso le añadimos lo que reciben por parte de las Comunidades Autónomas les subvencionan (ejemplo: a cada sindicato mayoritario Andalucía les dio el año pasado 4,7 millones de euros), no me salen las cuentas. Normal que puedan permitirse el lujo de pegarse buenas comidas en el Bulli de Adriá o coleccionar relojes no precisamente baratos.
Pero ahí no queda la cosa. Desde siempre me han enseñado en Economía una regla muy básica: los Sindicatos hacen que baje la productividad. Así es, hace unos meses una liberada sindical me «sugería» que no consumiera en forma de protesta. Vamos a ver… cri cri… ¿No consumir? Si no consumes la productividad bruta baja, y si ésta baja las empresas ganan menos dinero, y si ingresan menos dinero tienen problemas para mantener a todos sus trabajadores, con lo que hay despidos. «Enhorabuena lumbreras, sigue así».
La Economía es un círculo vicioso con el que no conviene meterse y, por culpa de algunos sindicatos y sus conductas/lemas, ésta se altera.
Foto: CC Luz Moraleda