El coste salarial de un trabajador es uno de esos aspectos en los que menos se repara a la hora de entender las finanzas de una empresa. Y sin embargo es determinante a la hora de poner en marcha las contrataciones. Muchos trabajadores desconocen los costes reales de contratación, ya que en su nómina aparece una serie de importes, pero existen otros que no esta no refleja y que hay que tener en cuenta.
Actualmente se está hablando de las cotizaciones sociales y de cómo afectan negativamente en las contrataciones por lo elevadas que son, pues alcanzan aproximadamente el 35% a lo que hay que sumar las retenciones en materia de IRPF.
Bien es cierto que esas cotizaciones sociales son muy altas y que dificultan la creación de empleo. En este sentido, es lógico pensar que si no se incentiva la creación de empleo será muy complicado, por no decir imposible, que la economía del país regrese a la senda del crecimiento. Si a esto sumamos la supresión de todas las bonificaciones en las cotizaciones de los trabajadores, es difícil creer que se está trabajando para fomentar la contratación y que se quiere dejar como único recurso de ahorro empresarial la precarización de los salarios. A fin de cuentas existen medidas alternativas como las rebajas en las cotizaciones serían muy efectivas y no repercutirían en el poder adquisitivo de los trabajadores ni de las empresas.
Hasta hace bien poco las empresas podían elegir entre un abanico de bonificaciones para ahorrar en el coste salarial del trabajador y rebajarlo. Este incentivo provocaba que las empresas buscaran nuevas contrataciones, lo que servía para crear empleo. En la pasada década era difícil que una empresa no tratara de obtener algún beneficio por esta vía, con bonificaciones de hasta 4 años que aliviaba en gran medida el coste de un puesto de trabajo. Reducciones del 30%, del 50% o la eliminación de las cotizaciones en algunos casos eran «empujones» que los empresarios convertían en nuevos contratos. Pero por desgracia esto ha desaparecido y ya no existen, salvo casos muy concretos, incentivos a la contratación.
La desaparición de bonificaciones bajo el pretexto de aumentar la recaudación, está consiguiendo precisamente el efecto contrario: que el número de cotizantes no aumente al ritmo necesario y por lo tanto baje la recaudación. En el fondo no es más que un reflejo de la la Ley de la Oferta y la Demanda se tratase (al subir el precio, la demanda se reduce).
El coste salarial de un trabajador
Pero pasemos a lo interesante. Vamos a conocer el coste salarial de un trabajador:
Para ello vamos a elegir una categoría al azar, dentro de un convenio al azar, con el salario bruto en una nómina calculada a 30 días cotizados.
El trabajador cobra un sueldo líquido de 1.049,68€ y la base de cotización es de 1.194,44€
Como vemos, al salario bruto del que luego se descuenta la retención de IRPF o la cotización del trabajador hay que sumarle los 410,29€ que la empresa debe cotizar a parte. Con esta cuantía ese salario bruto pasa de 1.194,44€ a 1.604,73€.
En resumen: es necesario que las empresas, sobre todo pymes y autónomos, tengan el apoyo de las administraciones para crear empleo, que es el único modo del que saldremos de la crisis que nos atenaza. Sin empleo no hay consumo, sin consumo no crece el poder adquisitivo y sin poder adquisitivo no se pueden crear nuevas empresas que puedan crear más empleo.
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a ésto falta por añadir los costes que de por sí tiene cada puesto de trabajo por la estructura del negocio a saber: luz; impuestos; amortizaciones ; mobiliario ; equipos informáticos a nivel de hardware y software y el porcentaje de asignación sobre el negocio de la superestructura (jefaturas y añadidos) ,por tanto mantener un negocio o pensar tan solo en ello da mucho «¿escalofrío?»
Pero falta lo principal: A que precio se vende el producto? ¿Que margen comercial se tiene? con cargar la culpa al alto coste del trabajo, lo único que se hace es demonizar al mismo, y no es verdad; es una falacia ver un solo aspecto parcial de un negocio. El salario tiene un coste que se integra con el resto de costes y la pregunta correcta no es cuanto nos cuesta ell trabajador, sino que porcentaje de los costes representa el conjunto de la mano de obra. Claro que esto entre otras pregunta que hay que hacerse para poder tomar decisiones en cada momento, sea éste bueno o malo. Y estoy convencido de que las subvenciones son malas, malísimas tanto para la empresa como para el trabajador. No sirven mas que para mantener negocios no rentables en precario y alargar la agonia de muchos de ellos. Cada quisque debe de conocer sus datos y obrar en consecuencia y si no es rentable y no se puede corregir esta anomalía «sin subvenciones». se cierra y punto. Esto es empresas y trabajadores responsables. Lo demás pan para hoy y hambre para mañana.