La bolsa española estrena hoy el nuevo curso y lo hace con cierta tranquilidad. La incertidumbre que ha provocado la desaceleración económica internacional, la caída del 3% que ha sufrido el Ibex en agosto y el repunte de la prima de riesgo de España –que ha vuelto al nivel de los 200 puntos básicos- conforman un escenario que está lejos de fomentar un ataque especulativo contra nuestro mercado, como los que sufrimos en febrero y en mayo.
Al menos, eso es lo que creen los analistas, que están convencidos de que las alarmas no sonarán en este campo en lo que queda de año.
“No creo que la bolsa española sufra un nuevo ataque. Las tensiones que ha provocado el parón económico de Estados Unidos y Asia han hecho que los inversores se apoyen en la deuda alemana, que es más que nunca un valor refugio -de hecho, está en mínimos históricos-. Por eso se han ampliado los diferenciales de los países europeos periféricos”, explica Julián Benavente, uno de los expertos de CM Capital Markets.
Además, los analistas tampoco creen que la débil recuperación de la economía española –que será más lenta que en otros países europeos– vaya a tener un impacto directo en el mercado.
“El mercado ya ha descontado la desaceleración económica. Además, los bancos centrales y los gobiernos están preparados para tomar nuevas medidas que eviten que entremos, de nuevo, en recesión. Las caídas no deberían ir mucho más allá si pensamos en todos estos factores”, argumenta Nuria Álvarez, de Renta Cuatro.
Por otro lado, Pablo García, director de renta variable de Oddo España, explica que “sería extraño que se produjera otro movimiento especulativo en los próximos meses, porque los mismos acontecimientos no se suelen producir varias veces seguidas en el mercado en el corto plazo. Algo que sí ocurre, sin embargo, a largo plazo”.
Sin embargo, las bolsas internacionales -incluida la española- tienen una tarea pendiente para lo que queda de año: mantener los niveles actuales a pesar de que continúen las turbulencias.
“Ahora las dudas vendrán de la mano del crecimiento económico de los países y de los resultados de las empresas en el segundo semestre y las previsiones que tengan para 2011, que seguramente tendrán una revisión a la baja. Los problemas vinculados a la salud de los bancos y a la deuda soberana dejarán de ser un problema principal”, puntualiza García.
España tiene una asignatura pendiente en 2010
En los últimos dos meses, el mercado ha recuperado gran parte de la cordura que había perdido por los efectos devastadores de la volatilidad. De hecho, como es costumbre, los resultados empresariales y los datos macroeconómicos están marcando la agenda de las bolsas internacionales, lo que puede llegar a convertirse en un handicap para nuestra economía.
«España necesita certidumbre, planificación y reformas, y estos son los únicos factores que deberían marcar nuestra agenda», comenta José Luis Jiménez, director general de March Gestión.
Sin embargo, desde Renta Cuatro se muestran muy optimistas en lo que se refiere a sus previsiones. En este sentido, Álvarez augura que el Ibex 35 «podría cerrar el año cerca de los 12.400 puntos. Ése es el nivel en el que debería acabar».