Como cada mes de enero todos, no lo niegues, nos proponemos una serie de metas para el año nuevo, para ser mejores en muchos aspectos de la vida, en nuestro trabajo, en nuestro negocio. Los propósitos están bien, son geniales, nos indican las ganas que tenemos de mejorar, de aprender, de ser mejores, pero, además, hace falta que vaya acompañado de un poco de voluntad. Tenemos que cambiar nuestros hábitos, nuestras rutinas, lo cual no resulta nada fácil. Tendremos que luchar nuestras propias batallas para adquirir esas nuevas formas de hacer las cosas que nos ayuden a mejorar nuestra vida. Minda Zetlin escribe un artículo interesante sobre este asunto y cita las claves que da el doctor Jason Selk para ser perseverantes en nuestra nueva forma de vivir. De esta manera, Selk da siete claves para ganar nuestras propias batallas personales, nuestros conflictos, para adquirir nuevos hábitos.
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Ritualice el nuevo hábito. Hay que automatizar el nuevo habito y, por tanto, debemos colocarlo en nuestro horario. De esta manera, si hemos decidido, por ejemplo, correr todos los días media hora, reservemos esos 30 minutos todos los días en nuestra agenda.
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Reconocer nuestros conflictos y vencerlos. Cuando al tercer día te debates sobre si salir con la tormenta que está cayendo, Selk anima a denominar esta situación como conflicto y a vencerlo ya que si lo hacemos los siguientes conflictos serán más fáciles de derrotar.
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Hazte dos preguntas. Cuando aparece el primer conflicto debes pensar en dos cuestiones. ¿Cómo me sentiría si derrotara mis reticencias y saliera a correr? Y, ¿cómo me sentiría si me quedara en casa? A la primera cuestión la respuesta es como un campeón y te ayudará a vencer los siguientes conflictos. En cambio, en la segunda empezaremos a sentirnos un poco frustrados.
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Visualiza tu futuro. Selk pide que gastemos 30 segundos al día en concentrarnos y pensar cómo podríamos ser dentro de cinco años si mantenemos nuestras nuevas rutinas. Es nuestra elección. Podemos llegar donde soñamos.
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No te obsesiones con el resultado. Cuando más o menos hemos logrado introducir nuestro nuevo hábito en la rutina diaria es fácil que vuelva a salir. No podemos pensar que es para siempre hay que trabajarlo y seguiremos obteniendo resultados.
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No interrumpas los buenos hábitos. Si has conseguido, en este caso, salir a correr, no dejes de hacerlo porque igual que cuesta mucho coger la rutina es fácil perderla y que en unas semanas estemos en el punto inicial.
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No te dejes seducir por el éxito. Hay ocasiones en que alcanzado un éxito parcial nos paramos por curioso que parezca. Corremos un mes, nos apuntamos a una carrera, la completamos con éxito y nos paramos. Nos dejamos seducir por un triunfo parcial, sin darnos cuenta de que el verdadero triunfo es seguir corriendo todos los días.
Además, es destacable y compatible lo escrito en un artículo en www.inc.com por Christina Desmarais quien viene a decir que las personas que tienen éxito empezaron por marcarse un objetivo. A nadie le gusta trabajar en cualquier aspecto de la vida, correr, sin tener una meta, un objetivo. Bajar de media hora en cinco kilómetros o de la hora en 10, por ejemplo. En el mundo de la empresa pasa lo mismo. Tu equipo no puede alcanzar un objetivo si no sabe cuál es. El 69% de los trabajadores que conocen el objetivo son más productivos, mientras que las empresas que conocen la meta pueden ser 21% más efectivos, según este artículo que insiste, además, en la necesidad de que el objetivo sea real y en que los empleados se impliquen para que no se olviden del mismo por ser irrealizable, por falta de tiempo, por no haber transmitido su importancia o porque no lleva a la acción los movimientos necesarios para alcanzar dicho objetivo.
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