Angela Merkel viaja a China para tratar temas de deuda soberana, asegura la propaganda institucional. Como si se tratase de la dama redentora del euro nos quieren hacer ver que la mujer más poderosa del mundo, según la revista Forbes, se va a arrodillar ante los chinos para pedirles que compren deuda soberana europea, ( algo que ella misma prohíbe hacer al Banco Central Europeo).
Pero como en todo el entramado de esta crisis, lo que vemos o nos cuentan es apenas un iceberg de lo que realmente está pasando. Varios expertos de las finanzas mundiales ven en el viaje de Merkel otros intereses, en realidad sus propios intereses. La clave la daban las declaraciones de Eberhard Sandschneider, director de la Oficina de Relaciones Internacionales alemana. «El tema del viaje son negocios, como siempre» .
Y es que como analizaba hace dos días Reggie Middleton, en el conocido blog financiero Zero Hedge, el problema de Europa no es la deuda pública sino el desmoronamiento de su sistema financiero. Y eso no lo va a arreglar que China compre un puñado de bonos europeos. En realidad su objetivo es hablar de negocios, de comercio.
Alemania es el mayor socio comercial de China en la Unión Europea – casi el 50% de las exportaciones de la UE a China provienen de Alemania. Mientras tanto, Alemania adquiere casi el 25% de las importaciones de China a Europa. Siempre se ha dicho que la gran debilidad de Alemania es que Europa deje de comprar sus productos, pero ¿qué pasaría si los BMW los compraran los Chinos en lugar de los franceses, los españoles o los italianos?
Efectivamente, los dolores de cabeza de Merkel se acabarían, como explica el experto económico Jonh Ward en su blog «A diary of deception and distorsion». Ya no tendría que hacer ningún malabarismo por mantener ni el euro, ni la eurozona, ni nada que no fuera la grandeza de Alemania.
Sólo hay un problema en este escenario de grandeza, y es que les guste no a los alemanes sus bancos están «íntimamente» ligados con aquellos de los países de los que tantas ganas tienen de olvidarse. Y mientras la banca alemana no consiga deshacerse de los bonos españoles como ha hecho con los griegos es difícil que Merkel pueda apostar definitivamente por romper el euro, ni siquiera con la potente China como aliada comercial.