Si algo he aprendido con los años es que los estereotipos no llevan a ninguna parte. Generalizar nunca es bueno, es más, es injusto. Como se suele decir «visto uno, vistos todos», y eso es precisamente los que está pasando con los profesionales que están dentro del sector financiero. Además de los banqueros (los que trabajan en sucursales bancarias etcétera), hay otro sector que se ha visto muy perjudicado: los Asesores Financieros.
Hay una desvergonzante lacra (perdón por la sinceridad tan inmediata y directa antes de la conclusión) que hace un flaco favor a aquellos profesionales que quieren hacer bien su trabajo de forma digna, ética y lícita. Hablo de ALGUNOS chiringuitos financieros o, como me parece que deberían denominarse, «Gallineros Financieros«. Tienen la cara dura de colgarse el cartel de «Asesoría Financiera», si vosotros supierais… Por ello mi propósito es dar un poco más de información sobre dichos negocios, decir cómo operan y tratar de explicar las consecuencias.
Muy en la línea de el estilo no-nato que estoy desarrollando para escribir estos artículos, no voy a hacer una excepción, por lo que voy a presentar antes de nada a quienes salen en este cuadro.
- – Inversor/Particular/Asesorado. Cualquier persona con dinero que se pueda permitir la «necesidad» de moverlo para ganar aún más dinero (entre los cuales no me encuentro).
- – Asesores Financieros. Según EFPA, es el profesional que ayuda a descubrir las necesidades financieras, analizando circunstancias pasadas, presentes y futuras de su cliente, teniendo en cuenta la edad, su patrimonio disponible, su tipo impositivo, profesional y familiar, y el resto de inversiones que pueda disponer.
- – Intermediario. Es aquella entidad a través de la cual se ejecuta la operación que se ha acordado entre el inversor y el Asesor.
- – Gallineros Financieros (lo relato más abajo).
¿Cómo trabajan las Asesorías «serias»? Una vez analizado su perfil de riesgo y sus necesidades, el asesor lleva a cabo sus recomendaciones de inversión, asesorándole según sus circunstancias y necesidades y adaptándolas según vayan cambiando.
Hay que recalcar que la relación entre cliente y su asesor es la base de un buen asesoramiento financiero, que se basa en un gran grado de confianza (con unos derechos y obligaciones por cada parte) y el asesor debe velar por los intereses del cliente como si fueran los suyos propios. Por ello, el asesor debe siempre ofrecer independencia y objetividad en todas las recomendaciones; contemplando siempre el largo plazo y lo más importante: debe crear, cultivar y mantener una estrecha relación con el cliente.
¿Claves de un buen Asesoramiento Financiero? Confianza, Ética, Profesionalidad y Formación y Cultura Financiera. Esos son los 4 Pilares del Asesoramiento Financiero.
Ahora viene la tralla…
Hace tiempo una entrevista en algo que se hacía llamar «Asesoría Financiera». Después de lo que he expuesto arriba queda claro en qué consiste (eso espero). No os podéis ni imaginar lo que me encontré cuando entré: un auténtico gallinero.
La operativa esa la siguiente:
- – Grupo de Comerciales con ganas de vender
- – Alguien con experiencia en el mundo de las finanzas e inversión que forme a los comerciales (El Gallo Mayor)
- – Un producto financiero a vender
- – Una base de datos obtenida no se sabe bien cómo
- – Una sala con teléfonos, sillas y mesas, y en ocasiones alpiste.
Bueno, ya está: empieza el show. Ahora imaginaos a una sala entera de 20 personas gritando por teléfono, subiéndose a las mesas y/o sillas, el Gallo Mayor gritándoles para que griten más por teléfono, escuchando mil y una vejaciones, faltas de respeto e incluso insultos culturales… ¿Quién está al otro lado? Un cliente; un potencial cliente; una persona que no sabe a qué vienen esos gritos desde por la mañana y se asusta.
Como he descrito al principio el asesoramiento tiene que ser ético, empático, cauto, profesional, paciente y sobrio. La persona que deposita su confianza en otra para que le aconseje qué decisiones debe tomar espera que al otro lado esté una persona mínimamente formada y con el objetivo muy claro. Señores, estamos en crisis y la gente o bien tiene miedo de invertir o puede invertir menos. Por ello es necesario implementar la transparencia, ser claros y, aunque suene un poco infantil «no levantarse hasta que el cliente haya comprendido la operación y la estrategia».
Es lamentable que un sector tan delicado, interesante, enriquecedor, apasionante y que le cuesta tanto trabajo ganarse una reputación tenga que competir contra este tipo de entidades. Esto debería regularse cuanto antes.